Ramaphosa, Presidente de Sudáfrica: invertir en educación crea resiliencia en épocas de crisis
“Es un verdadero privilegio dirigirme a esta 10a Conferencia Regional Africana de la Internacional de la Educación, la cual se centrará en configurar el futuro de la educación en nuestro continente y más allá. El tema de vuestra conferencia, ‘Unidos en favor de sistemas educativos resilientes en épocas de crisis’, guarda una relación estrecha con diferentes crisis que la población mundial ha tenido que afrontar recientemente”. Discurso de apertura del Presidente de la República de Sudáfrica, Matamela Cyril Ramaphosa.
Una conferencia oportuna que pide unidad, resiliencia y descolonización en la educación
“Aunque destaca la crisis mundial provocada por la COVID, hay otras crisis regionales”, dijo. “En nuestro caso, en Sudáfrica, tuvimos que unirnos y trabajar juntos para hacer frente a una crisis en la educación causada por el perverso sistema del apartheid. Tenía que haber unidad, también en el sistema educativo”.
Reconociendo que su país “intentó y logró implantar un sistema educativo mucho mejor”, también señaló que en Sudáfrica se destina el 6% del PIB y casi el 19% del gasto público a la educación, y “es un gasto muy elevado, con el objetivo de resolver la situación actual, pasada y futura. La dedicación a la educación en nuestro sistema gubernamental es bastante fuerte”.
“El tema de vuestra conferencia es muy pertinente”, añadió, porque “en muchos lugares del mundo, en nuestro propio continente, la inestabilidad política también exige resiliencia, y se están produciendo golpes de Estado en diferentes partes de nuestro continente. Ahora mismo hay guerras devastadoras en Ucrania y Rusia y en Oriente Medio que destruyen las vidas de personas inocentes”.
“Me alegra que las deliberaciones se vayan a basar en cómo se puede aumentar la resiliencia de los sistemas educativos para poder hacer frente a todas estas crisis”, dijo también el dirigente sudafricano, explicando que “algunas crisis están relacionadas con el cambio climático, algunas con guerras y otras con incidentes terribles como incendios e inundaciones, que trastornan las vidas de las personas. Espero que vuestras deliberaciones den lugar a una serie de estrategias y medidas que permitan a las naciones del mundo, en particular en nuestro continente, África, hacer frente a la situación”.
Asimismo, insistió en que la COVID provocó una crisis de una envergadura sin precedentes, que no solo afectó a los medios de vida de las personas en todas las regiones del mundo, desde el punto de vista de la salud y de la economía, sino que también tuvo un enorme impacto negativo en la educación. “La resiliencia de muchos de vosotros que estáis en el sector de la enseñanza y la educación nos guio a través de esta crisis” admitió.
Ramaphosa continuó haciendo hincapié en que la pandemia aceleró la transformación digital en algunos países del mundo y alteró los modelos de trabajo, así como la educación. Puso de relieve una brecha digital cada vez más pronunciada. Mientras que algunos estudiantes se adaptaron rápidamente al aprendizaje en línea, otros, en particular los procedentes de medios desfavorecidos, experimentaron grandes dificultades y nuestro continente puede dar testimonio de ello. Vimos cómo los estudiantes de comunidades rurales y con discapacidades se vieron desproporcionadamente afectados por esto. Las interrupciones en la escolarización exacerbaron claramente las desigualdades”.
Reconociendo también que adaptarse a un mundo en constante evolución es una de las tareas más importantes del día, insistió en que esto subraya la importancia de las voces de los educadores a la hora de encontrar soluciones a los retos educativos. “Estamos muy contentos de tener sindicatos que hacen oír su voz y son activos en nuestro propio espacio. Los educadores desempeñan una función fundamental e irremplazable en la configuración de nuestras sociedades. Sus conocimientos tienen un valor inestimable en nuestra búsqueda de soluciones sostenibles”.
Hablando sobre la descolonización de la educación, Ramaphosa hizo hincapié en que la descolonización es una crisis “en la que se sumieron muchos países africanos a la fuerza. La colonización tuvo un impacto negativo enorme en muchos países de nuestro continente y todo el proceso de descolonización de la educación cada vez es más importante”.
Añadió que el proyecto de descolonización de la educación en África no es solo una cuestión de interés académico, “en muchos aspectos, es una necesidad apremiante, y otros dirían que es una cuestión de vida o muerte y que deberíamos sacar de nuestro sistema educativo las ideologías coloniales que lo infectaron. Debemos impugnar las teorías coloniales”.
Financiar los sistemas educativos públicos en pro de sociedades sostenibles y democráticas
La Presidenta de la Internacional de la Educación, Susan Hopgood, que también se dirigió a nuestra conferencia, reconoció que “nuestro objetivo estos días es entablar el diálogo, reflexionar y aprender los unos de los otros y planear formas de alentar a nuestros afiliados a desempeñar un papel activo en la transformación de la educación en África”.
“Los problemas a los que os enfrentáis parecen muy locales, pero sabemos que son regionales y tenemos que entender que también son mundiales”, añadió. “Tengo el privilegio de visitar a nuestros hermanos y hermanas de organizaciones miembros en muchas partes del mundo y puedo deciros que todos tenemos problemas como la inversión inadecuada en educación, el aumento de la privatización y la vulneración de los derechos de los docentes, el incremento de la precarización de la profesión, problemas relacionados con el salario, la pensión y la seguridad social y amenazas existenciales contra la sociedad civil, el sector público y la democracia, y amenazas a las tierras en las que vivimos como consecuencia del cambio climático”.
“Es posible que ya hayamos pasado la peor parte de la COVID, pero un tipo diferente y más crónico de emergencia permanece”, observó también. “Se trata de la crisis del sector público: la capacidad de los Gobiernos de mantener y promover el bien común, y la capacidad de la población de exigir a sus Gobiernos que rindan cuentas”.
“El Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 de las Naciones Unidas prevé claramente ‘garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos’”, recordó también. “Es un objetivo claramente establecido, pero que, como sabemos, no se ha cumplido. Este reto es especialmente importante en el África subsahariana, donde se necesita el equivalente a unos 97.000 millones de dólares estadounidenses para colmar el déficit de financiación para el ODS4. Según la UNESCO, de los 44 millones de docentes que se necesitarán de aquí a 2030, casi 11 millones son docentes de educación secundaria que se necesitarán en los países del África subsahariana solamente”.
“¿Dónde está el dinero?”, preguntó la dirigente de la IE.
“Miles de millones de dólares de impuestos no recaudados impiden la realización de inversiones responsables en el bien público y en las economías para ofrecer un crecimiento sostenible y amplio. A nivel mundial, Action Aid nos cuenta que se estima que las pérdidas de ingresos anuales debido a la manipulación fiscal de las empresas multinacionales ascienden a alrededor de 600.000 millones de dólares estadounidenses”.
“Las grandes empresas y las personas ricas se están aprovechando del sistema financiero para la especulación y la obtención de beneficios a corto plazo, mientras que aumentan los precios, esconden activos y socavan la recaudación de impuestos en los países”.
“Y aunque las tecnologías de la educación a escala siguen en gran medida sin probarse, regularse ni someterse a ensayos, los sistemas escolares han enviado miles de millones de dólares a las empresas tecnológicas sin que los docentes hayan expresado su opinión”.
Por consiguiente, subrayó que “no faltan recursos para financiar la educación pública, sino la voluntad política para que la educación sea la prioridad que el mundo necesita. Tenemos que asegurar que la financiación pública se destina al bien público: garantizar que cada estudiante tenga un docente formado profesionalmente, cualificado y con el apoyo adecuado en un entorno de aprendizaje de calidad”.
Recordando que las Naciones Unidas denunciaron en septiembre estos hechos y situaron la educación como una prioridad mundial máxima, también explicó que, por primera vez, un Grupo de Alto Nivel de las Naciones Unidas examinó la función de los docentes y los apoyos que necesitamos para realizar nuestro trabajo, a saber, abordar la escasez mundial de docentes, elevar el profesionalismo del personal docente y la importancia de la financiación. “Fue un paso adelante. Vuestro mensaje, nuestro mensaje, sobre el personal docente está dirigiendo el diálogo mundial sobre la educación. Que deben ser apoyados, valorados y remunerados como corresponde; con cargas de trabajo y condiciones laborales que respalden el bienestar mental y físico; salarios negociados equiparables a los de profesiones comparables, y que se debe poner fin a la contratación de docentes subcontratados o no cualificados”.
Hopgood también dijo que “hablamos sobre sostenibilidad – como en los Objetivos de Desarrollo Sostenible – con cierto grado de reverencia, más como una esperanza lejana que un futuro práctico. Sin embargo, la sostenibilidad es un principio básico de nuestro sindicalismo que a la vez es fundamental para la democracia”.
La 10a Conferencia Regional Africana de la Internacional de la Educación, cuyo tema es “Unidos en favor de sistemas educativos resilientes en épocas de crisis”, se celebrará hasta el 24 de noviembre en Johannesburgo (Sudáfrica). Reúne a más de 400 líderes sindicales del sector de la educación de toda la región para examinar los progresos alcanzados y definir el futuro de la educación y del movimiento sindical en la educación en África.