El 10º Congreso Mundial de la Internacional de la Educación (IE), reunido en Buenos Aires (Argentina) del 29 de julio al 2 de agosto 2024, observa que:
Considerando:
Los diferentes y sucesivos ataques a los regímenes democráticos en América Latina, especialmente a partir del período en que las fuerzas políticas de izquierda asumieron el poder en diversos países del continente sudamericano y desarrollaron exitosas políticas de inclusión social con amplia repercusión mundial;
la estrategia global de “guerras híbridas” para desestabilizar a las democracias occidentales y a los regímenes políticos del norte de África y de Oriente Medio sobre todo desde la “Primavera Árabe”, a través de la participación efectiva de gobiernos o de Agencias de Inteligencia ligadas a las estructuras del estado de las potencias mundiales;
los golpes político-jurídico-mediáticos en América Latina (Honduras, Paraguay, Brasil, Bolivia, Perú y Ecuador) y la consecuente desestabilización política y económica de la región en una evidente respuesta del capital y de los Estados Unidos de América a las políticas de desarrollo económico y social que daban esperanza al mundo;
la conservación del criminal bloqueo estadounidense a Cuba, recrudecida después de la elección de Donald Trump y mantenida por el actual presidente Joe Biden, como estratega para reprimir el ascenso de un modelo político-económico-social que sirva de oposición al capitalismo;
el proceso de captura de los regímenes democráticos y de los mercados latino-americanos mediante el retorno de las políticas neoliberales en la región (después de la crisis de 2008) anclados en la expropiación de riquezas (petróleo, gas, minerales, empresas estatales), en la supresión de derechos sociales y de los trabajadores, en la privatización de derechos públicos fundamentales (educación, salud y previsión), en el agravamiento de la sustentabilidad ambiental y en la amplia desregulación y financiamiento de las economías;
la expansión destructiva del capital en América Latina y en otras partes del planeta, mediante el debilitamiento de los regímenes democráticos y de la unión simbiótica entre el liderazgo del capital y de la política nacionalista y antidemocrática, que a su vez desencadenaron un amplio movimiento de expansión de la extrema derecha en un escenario de crisis provocadas por el neoliberalismo y con el consecuente descrédito en la sociedad de la política partidaria y de la propia democracia;
que la desestabilización política, económica y social consecuencia de las intervenciones híbridas y militares patrocinadas directa o indirectamente por el centro del capitalismo mundial causó y continúa causando intensas crisis humanitarias, en especial en América Latina, en África, en el Este de Europa y en Oriente Medio, con una creciente migración y xenofobia en el continente europeo, en los EUA y en otras regiones;
la necesidad de combatir el ascenso de la extrema derecha en las Américas y en el mundo, rescatando el debate democrático y las políticas de desarrollo con inclusión social.
El 10º Congreso Mundial de la IE, recomienda:
ampliar la lucha social en defensa de las democracias y la plena vigencia de los derechos humanos en cumplimiento de los convenios internacionales en el continente latinoamericano y en el mundo, con pautas que retomen la inclusión y el bienestar social, la generación de empleo y salarios, la paz entre los pueblos y la reglamentación de los mercados productivos y financieros;
invertir en la formación político-sindical de la clase trabajadora, en especial de las/los trabajadoras/trabajadores de la educación con el fin de profundizar los mecanismos de la democracia participativa y de involucrar a la sociedad más activamente en la construcción de un nuevo mundo posible;
intensificar la concientización de los pueblos sobre los efectos de las políticas neoliberales y de extrema derecha en todos los sectores de la sociedad, especialmente en la captura de los bienes públicos, de la exclusión social y de la sedimentación de políticas reaccionarias e individualistas que caminan a contramano de una sociedad justa y de un planeta sustentable;
intensificar la participación de trabajadoras/es de la educación en los procesos electorales para los poderes Ejecutivo y Legislativo, llevando las posiciones del sector directamente al debate público e institucional;
contraponer las posiciones privatistas y de costumbres impuestas por el neoliberalismo y la extrema derecha a los currículos y la organización escolar que corroen la capacidad crítica y la resistencia de los sistemas educativos de actuar contra el negacionismo, los preconceptos étnicos-raciales, religiosos, de género y de orientación sexual y por la preservación del medio ambiente;
convocar a los gobiernos, los parlamentos y los sistemas electorales de los países democráticos, especialmente a través de la Organización de Naciones Unidas (ONU) a defender la democracia por medio de campañas mediáticas, de la reformulación de la educación y de la participación social en diferentes espacios de toma de decisiones colectivas (Consejos escolares, plebiscitos, comisiones en los parlamentos para recibir proyectos y debates sociales, asambleas públicas para debatir la discriminación de las ciudades y los barrios, etc.).
Tomar medidas para celebrar el Día Internacional de la Democracia de la ONU, el 15 de septiembre, buscando contribuir activamente en el proceso de formación colectiva de las sociedades.
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