La educación es un derecho humano, pero está fuera del alcance de millones de personas refugiadas y migrantes en todo el mundo. Ya sea en los campamentos de paso o en sus nuevos países de acogida, los niños, niñas y jóvenes desplazados/as se enfrentan a innumerables obstáculos para acceder a la educación.
Los/as docentes migrantes y refugiados/as también se enfrentan a barreras a menudo insuperables. A pesar de estar altamente cualificados y tener experiencia, muchos/as docentes migrantes y refugiados/as no tienen la oportunidad de ejercer su profesión en su país de acogida.
Abogamos por sistemas educativos inclusivos y comunidades escolares en las que las personas migrantes y refugiadas se sientan bienvenidas y todos los/as estudiantes puedan aprender juntos y alcanzar su máximo potencial. Para que esto ocurra, los gobiernos deben apoyar al personal de la educación para que puedan ayudar a todos y cada uno de los/as estudiantes a prosperar realmente.
También pedimos la acreditación y el reconocimiento de las cualificaciones de los docentes extranjeros cualificados, para que puedan seguir su carrera docente tras el desplazamiento o la migración.