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Internacional de la educación
Internacional de la educación

¿Van a abandonarse los Objetivos de Desarrollo del Milenio a la mitad del camino?

publicado 31 agosto 2005 actualizado 31 agosto 2005

Hace cinco años, una de las cumbres más importantes de la historia reunió a los dirigentes nacionales en la Organización de las Naciones Unidas. Aprobaron un programa para edificar un mundo mejor: los Ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluida la Educación para Todos, con la finalidad de que todas las naciones los cumplieran para el año 2015. [véase el recuadro – 8 ODM].

Los Objetivos

Erradicar la pobreza extrema y el hambre Lograr la enseñanza primaria universal Promover la igualdad entre los sexos y la autonomía de la mujer Reducir la mortalidad infantil Mejorar la salud materna Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente Fomentar una asociación mundial para el desarrollo Para demostrar la seriedad de sus compromisos, los dirigentes acordaron reunirse de nuevo en Nueva York cinco años más tarde. La finalidad sería comprobar si la comunidad internacional estaba haciendo progresos reales, dónde se estaban quedando rezagados y dónde necesitarían un impulso adicional para cumplir los objetivos.

El programa fijado por los 8 ODM fue muy oportuno. Desde su aprobación en 2000, las principales agencias internacionales, especialmente el Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, UNICEF, FAO, OMS y otras, han centrado sus esfuerzos en el logro de estos 8 objetivos.

UNESCO ya tiene en marcha la campaña Educación para Todos (EPT), conjuntamente con algunas de estas agencias así como con el enérgico respaldo de la IE.

La OIT los tuvo en cuenta en su informe: Por una globalización justa. Podemos lograrlo (2004) [1]. El Presidente Lula de Brasil tomó algunas iniciativas con el respaldo del Presidente Chirac de Francia y otros dirigentes. Se crearon grupos de trabajo para resolver las cuestiones económicas y políticas a fin de recabar los recursos necesarios. Un equipo encabezado por el Nóbel de economía Jeffrey Sachs preparó para la ONU un informe generalizado, técnicamente competente y políticamente convincente. Ante la creciente presión de la opinión pública, las cumbres del G8 prestaron atención a los ODM, especialmente cuando el Presidente Chirac de Francia presidió el G8 en 2003, y el Primer Ministro británico Blair en 2005.

Ninguno de estos acontecimientos se produjo por accidente. A partir del año 2000 se ha visto una mayor movilización de los ciudadanos que exigen a sus gobiernos que actúen, resueltos a poner fin a la pobreza. El Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP), con el movimiento de la Banda Blanca, fuertemente respaldado por el movimiento sindical, nació en 2005 para dar a esta movilización un mayor enfoque y fuerza. Grandes conciertos de rock en apoyo de la campaña llamaron la atención de los medios de comunicación del mundo entero. El mundo de la empresa se unió a este movimiento a través del Foro Económico Mundial, con personalidades tales como Bill Gates, con la promesa de importantes fondos de su fundación.

La Campaña Mundial por la Educación – una coalición única en su género de organizaciones sindicales y ONG para el desarrollo- redobló sus esfuerzos, a la vez que todos, ciudadanos y hombres políticos, convinieron en que la Educación para Todos es la clave para el logro de los otros siete ODM. El comunicado de este año del G8 desde Gleneagles (Escocia) concedió especial atención a la educación.

¿Y ahora? ¿Cuál es el siguiente paso? Los dirigentes del mundo volverán a reunirse dentro de tan sólo dos semanas en la sede de la ONU en Nueva York. Sus embajadores y asesores ya están trabajando en la Declaración que van a aprobar. Y, adivinen qué… INCREIBLE PERO CIERTO… ¡los representantes de los Estados Unidos quieren borrar toda referencia a los ODM!

De modo que el mundo se pone de acuerdo para revisar los progresos –o la falta de ellos- en la consecución de los 8 objetivos clave, y la nación más poderosa dice: “Bueno, en realidad, no estamos aquí para hablar de ello”. Vamos... ¿es posible que lo digan en serio? Lamentablemente, sí. ¿Es este el motivo por el que los neoconservadores estaban tan desesperados por conseguir que John Bolton fuera nombrado Embajador de los EE. UU. ante la ONU? Después de gozar de carta blanca en el curso de las dos administraciones Bush, se burlan de los programas destinados a luchar contra la pobreza. Sencillamente no creen en los esfuerzos cooperativos de las naciones para abordar los acuciantes problemas que aquejan al mundo. Ni siquiera les gusta mucho el Banco Mundial, a menos que aliente la privatización y los proyectos de infraestructura que convengan a sus intereses económicos.

No nos hagamos ilusiones. La campaña de los neocons para “reformar” a la ONU, con John Bolton como punta de lanza, no es para mejorar la gestión y la eficiencia. Es esencialmente política. Se trata de doblegar a la ONU para que sirva los intereses de estos grupos, cuyos fondos mantienen a los neocons en el poder en los EE. UU. Hacen gala de retórica con respecto a la erradicación de la pobreza. Pero no les gustan los planes reales que fijen objetivos destinados a conseguir la educación para todos, ni una salud decente, ni agua potable ni poner fin al trabajo infantil, ni prevenir el VIH/SIDA, ni tampoco ¡Dios nos libre! promover la equidad de género en los países pobres del mundo entero. No les gusta el alivio de la deuda para estos países, y están tratando de deshacer los importantes acuerdos sobre la deuda logrados hace apenas unos meses.

Esta es una batalla esencialmente política e ideológica. Por un lado, inmensos recursos, la experiencia en llevar las riendas del poder y el respaldo intelectual de una serie de asesores bien financiados. Por otra parte, un movimiento mundial de ciudadanos, con la visión de construir un mundo mejor, que cree que es posible acabar con la pobreza y que siente que los mensajes que está recibiendo de parte de los líderes políticos carecen de sentido.

Borrar toda referencia a los ODM no solamente haría que la Cumbre de revisión de los ODM +5 careciera de sentido. Sería una señal de que, a pesar de toda nuestra movilización, está prevaleciendo un determinado tipo de política. Sería el símbolo de la política de brazos cruzados frente a la pobreza en el mundo.

Bob Harris Asesor especial del secretario general

Note: [1] Fue la “criatura” del Director General de la OIT Juan Somavia, quien, cuando presidió la Asamblea General de la ONU, lanzó la Cumbre Social de Copenhague de 1995, la cual dio vía a la adopción de los ODM en 2000.