Aplicación concreta del Proceso de Bolonia
Entre los países implicados en el Proceso de Bolonia hay, como en las clases, alumnos buenos y alumnos malos. Si bien los sindicatos de la enseñanza superior de Polonia y Portugal están al corriente del proceso de convergencia entre las universidades, sus gobiernos son un poco lentos. “Yo diría que Polonia está en el pelotón del medio, acompañado por Francia y Alemania. Sin embargo, Portugal va retrasado, a semejanza del Reino Unido, Grecia y Suecia” , dice Ryszard Mosakowski, profesor de la universidad tecnológica de Gdansk y representante del sindicato polaco Solidarnosc-Science. Ryszard Mosakowski sigue con gran interés el proceso de Bolonia desde hace tiempo, y además ha escrito varias obras sobre el tema, que desgraciadamente sólo están disponibles en polaco.
Unos meses antes de la Conferencia Ministerial de Berlín en 2003, Ryszard había llamado la atención de su Ministro sobre el Proceso de Bolonia, y el Ministro le había contestado: “No hay nada vinculante, así que no haremos nada”. Entretanto, el Ministro se ha visto implicado en el proceso de Bolonia y hoy está convencido de su pertinencia. El sindicalista Ryszard Mosakowski ha sido invitado a ocupar un asiento en el comité polaco para la puesta en marcha del Proceso de Bolonia.
Este verano, el parlamento polaco votó una ley que obligará a las instituciones a que se armonicen en lo que respecta al Proceso de Bolonia. Según Ryszard, en la actualidad, un 20% de los establecimientos son conformes a él. Los ciclos de estudios, copiados del modelo alemán, están relativamente cerca de la estructura de estudios determinada por Bolonia (tres años para el “Bachelor” y dos más para el “Master”).
La situación de Portugal es diferente. Se votó una ley para cambiar la estructura de los estudios porque el sistema portugués incluía un año suplementario. “Pero el gobierno no ha implicado a los sindicatos, arguyendo que había dos sindicatos” , explica Manuel Dos Santos, del FENPROF Portugal y profesor de física en la universidad de Evora. “Sin embargo, no se ha abierto ninguna discusión sobre el impacto de estos cambios sobre el personal académico. Enseñar una asignatura en tres o cuatro años implica una gran diferencia y requiere una formación actualizada”.
El sindicato FENPROF ha pedido ser integrado en las discusiones gubernamentales, como así lo recomienda la Declaración Ministerial de Bergen, pero el Ministro de Educación Superior todavía no ha dado curso a ello.
Solidarnosc-Science y FENPROF han organizado seminarios de información sobre Bolonia destinados tanto a los profesores como al público. "La cuestión está bastante politizada en Portugal", sostiene Manuel, "el Proceso de Bolonia desencadena todos los grandes temores sobre la mundialización, la privatización, la OMC, etc., así que para el sindicato no es fácil estimular un debate constructivo" .
Además, ni el personal, ni los rectores de las universidades, ni los ministros parecen tener prisa en implementar las otras recomendaciones de Bolonia en términos de movilidad de personal y de reagrupamiento en centros de excelencia.