¡Educar para la vida!
Nomvuzo Vilo es maestra de sexto año en la escuela primaria de Emjalisweni, en KwaZulu-Natal, Sudáfrica. Pero, tanto con sus palabras como con sus acciones diarias, enseña a sus alumnos, así como a los padres de éstos y al conjunto de la comunidad, algo muy importante al margen de las materias de sexto año.
Como educadora experta en el marco del programa de prevención del VIH-SIDA, comparte con otros las enseñanzas de su propia experiencia: la eficacia de las terapias antirretrovirales y la posibilidad de mantener una actitud positiva ante la vida por parte de los pacientes de VIH.
Vilo superó el temor al rechazo y al estigma social y reveló su seropositividad durante un seminario de formación organizado por su sindicato, el South African Democratic Teachers’ Union (Sindicato Democrático de Docentes Sudafricanos – SADTU) en cooperación con la IE, la Organización Mundial de la Salud y el Centro de Desarrollo de la Educación (EDC).
Diagnosticada por primera vez con VIH en 1999, Vilo no se sintió enferma hasta casi cinco años más tarde. Pero a finales de 2004 su bebé ya había muerto, víctima del SIDA, y ella misma estaba tan enferma que no podía trabajar. Por fin fue hospitalizada y comenzó a recibir medicamentos antirretrovirales (ARV).
Según Vilo, su propio caso es una prueba contundente de que los ARV funcionan. “Éste es el mensaje que quiero comunicar a todo el mundo, pero sobre todo a los maestros y maestras, en todas partes”, afirma. “Los fármacos ARV son la razón por la que estoy sana... ¡e incluso me estoy poniendo muy gorda!”
Vilo es una de muchas maestras que están haciendo todo lo posible para impedir la propagación del VIH-SIDA. Su valiente postura y su profundo compromiso con la educación para la vida pueden servir de inspiración para muchas otras personas que luchan contra la peor pandemia de la Historia de la humanidad.
El Día Mundial de la Lucha Contra el SIDA tiene lugar cada año el 1 de diciembre. El lema de este año es “Detener el SIDA. Mantener la promesa.” El 1 de diciembre, la IE y otros participantes en la lucha mundial contra el VIH-SIDA harán un llamamiento a los líderes del G8 para que cumplan la promesa de garantizar un acceso universal a los medicamentos antirretrovirales para el año 2010.
“El SIDA se extiende por medio de la ignorancia, por lo que consideramos que la educación es la vacuna social más eficaz para impedir la propagación de la pandemia”, explica Wouter van der Schaaf, coordinador de la IE para el Programa EPT-SIDA, que combina la formación de los docentes en prevención del VIH-SIDA con las acciones de cabildeo encaminadas a lograr la educación para todos de aquí al año 2015.
Emprendido en 2001, el programa abarca actualmente a 40 sindicatos repartidos en 25 países de África, Asia, Latinoamérica y el Caribe, y se está estudiando la posibilidad de ampliarlo a otros países. Hasta la fecha, la IE ha ayudado a sus sindicatos miembros a proporcionar formación a más de 150.000 docentes en casi 40.000 centros de enseñanza.
El programa ha contribuido a potenciar el papel de los sindicatos en la lucha contra la pandemia y ha fomentado relaciones de cooperación fructífera entre los sindicatos y sus respectivos ministerios nacionales de educación y salud.
Los educadores utilizan el Libro de Ejercicios del Docente para la Prevención del VIH, elaborado por los sindicatos de docentes de África Austral. La formación de los docentes abarca todos los aspectos relativos al VIH-SIDA, la vida sexual y el uso de preservativos y va dirigida, en particular, a ayudar a los docentes a abordar con mayor facilidad y soltura estos temas delicados. Los docentes también aprenden técnicas de cabildeo para ayudar a impulsar los programas y políticas de prevención en las escuelas.
Uno de los principales objetivos es eliminar el estigma relacionado con el VIH-SIDA, de manera que las personas afectadas o que padecen la enfermedad no tengan reparos en pedir ayuda a sus sindicatos y centros sanitarios.
“Queremos asegurarnos de que los docentes seropositivos no se vean condenados al ostracismo; queremos respaldar a nuestros colegas seropositivos”, afirma Van der Schaaf. “Los sindicatos deben ser como un hogar o un refugio para los docentes que viven con el SIDA.”
Vilo conviene en que es imprescindible contar con un grupo de apoyo, ya se trate de familiares o (a falta de éstos) de amigos íntimos o colegas. Ella misma participa en un grupo de apoyo que se reúne todos los sábados en KwaZulu-Natal.
Prevención, realización sistemática de pruebas, cuidados apropiados, acceso a los tratamientos, apoyo mutuo y solidaridad: SADTU llama la atención de sus miembros sobre la importancia de todos estos aspectos, según explica David Mbetse, Coordinador Nacional para el VIH-SIDA.
En el último congreso de la IE, celebrado en Porto Alegre, el Presidente electo Thulas Nxesi instó a los sindicalistas de la enseñanza a ir más allá de la concienciación y las campañas de prevención. Es necesario “llevar esta lucha a un nivel más alto”, según afirmó: “Tenemos que hacer campaña para que se proporcionen tratamientos médicos eficaces y para defender los derechos de nuestros colegas y alumnos que viven con el VIH-SIDA. Tenemos que tomar postura en nuestras comunidades y hablar resueltamente en contra de los prejuicios y el estigma social.”
No cabe duda de que la reticencia (bastante corriente entre los propios docentes) a someterse a la prueba del VIH guarda una relación directa con la grave discriminación de que son objeto los/as docentes seropositivos/as. El Informe de Seguimiento Mundial de la UNESCO 2006 indica que el estigma relacionado con el VIH es el principal motivo del absentismo y la escasez de docentes, especialmente en África.
Por desgracia, los niños y niñas seropositivos también sufren discriminación. Y lo que tal vez sea aún más trágico, los millones de muertes de padres, docentes y líderes sociales han dejado, a toda una generación de niños/as y jóvenes, sin adultos que cuiden de ellos y les aconsejen.
Por lo menos unos 14 millones de niños y niñas se han quedado huérfanos a causa del SIDA, y los pronósticos indican que esta cifra alucinante aumentará en otros cuatro millones en los próximos años, según declaró Stephen Lewis, Enviado Especial de la ONU para el VIH-SIDA en África. “¿Cómo hacer frente al trauma [que supone quedarse huérfanos]? ¿Cómo podemos aliviar el sufrimiento de esas mentes jóvenes? Cuando no hay nadie más a quien acudir para sobreponerse al quebrantamiento de la vida del niño, son los docentes quienes tienen que asumir el papel de psicólogos,” dijo Lewis ante un público de docentes canadienses. En todos los viajes de Lewis, según afirmó el propio enviado de la ONU, los niños se refieren a la escuela como a una fuente de esperanza y alivio. Para las maestras como Nomvuzo Vilo, ésta es una de las razones más importantes para mantener la salud y seguir trabajando. “Necesitamos preservar la vida de los docentes porque los necesitamos para educar a los niños”, dice Vilo.
El Programa EPT-SIDA se está desarrollando actualmente en: Bolivia, Botswana, Burkina Faso, Costa de Marfil, Ecuador, Etiopía, Guinea, Guyana, Haití, India, Kenya, Lesotho, Malawi, Malí, Namibia, Níger, Perú, Ruanda, Senegal, Sudáfrica, Swazilandia, Tanzania, Uganda, Zambia, Zimbabwe.
Por Nancy Knickerbocker Con la colaboración de David Mbetse y Laura Sullivan