El procesamiento de textos no tiene por qué ser caro
Cuando hablamos de paquetes ofimáticos, que generalmente incluyen programas de procesamiento de texto, hojas de cálculo, bases de datos y creación de presentaciones, la mayoría de la gente piensa en Microsoft Office. Sin duda, el producto de Microsoft domina el mercado, pero también resulta bastante caro.
Sobre todo para los sindicatos de los países en desarrollo, que suelen disponer de escasos recursos, el elevado coste de la licencia puede suponer un gran obstáculo. Este coste es algo que tienen que tener en cuenta también los sindicatos que trabajan en la cooperación al desarrollo. A la hora de enviar ordenadores a los socios de los países en desarrollo, es conveniente utilizar software cuya instalación cueste menos y que, lo más importante, no suponga un problema para el presupuesto de esos sindicatos a la hora de actualizarlo. Afortunadamente, existen otras opciones que ofrecen las mismas funciones que Office pero a un precio mucho más bajo o incluso de manera gratuita.
La más sofisticada de estas alternativas es OpenOffice. Se trata de una aplicación de código abierto, y cuya instalación y utilización es por tanto gratuita. OpenOffice se financia en gran medida gracias a una amplia comunidad de voluntarios, pero también recibe fondos de Sun Microsystems. De hecho, el propio paquete ofimático de Sun, StarOffice, se basa en el código fuente de OpenOffice, con algunos componentes propios más. Aunque no es gratuito del todo, StarOffice es mucho más barato que Microsoft Office. Su licencia también es mucho más generosa, de forma que el usuario puede instalar hasta cinco copias del software en cualquiera de los idiomas soportados y en cualquiera de los sistemas operativos admitidos.
OpenOffice (volviendo al software que es de código abierto por completo) pretende competir con Microsoft Office y por eso imita el aspecto y la sensación de sus menús y barras de botones. En ocasiones incluso mejora su utilidad y practicidad. Esto significa que para los usuarios habituados a Microsoft Office es muy sencillo pasarse a OpenOffice y, aunque pueda resultar sorprendente, muchas veces les parece más fácil controlar la funcionalidad y el trabajo en estas aplicaciones. Además, los archivos de ayuda que vienen incluidos son muy completos y ofrecen soluciones a prácticamente cualquier tipo de problemas que puedan encontrar los usuarios. Como el propio programa, estos archivos están disponibles en más de 90 idiomas y localizaciones, entre ellos el árabe, el chino o algunas lenguas africanas. OpenOffice admite la mayoría de formatos de archivo de Microsoft Office, incluso, a través de un plug-in, el nuevo formato que ha creado Microsoft para su Office 2007 y que en las versiones anteriores de Office no se puede leer. También brinda la posibilidad de guardar archivos en el formato que utilizan otras aplicaciones, algo que para muchos usuarios resulta fundamental en este paquete de aplicaciones. Por ejemplo, se pueden exportar archivos PDF con un solo clic, sin necesidad de tener instalado el software de Adobe Acrobat.
Aparte de eso, OpenOffice funciona en un gran número de sistemas operativos, ya sea Microsoft Windows, Mac OSX (para el cual existe NeoOffice, un fork o bifurcación informática especialmente adaptada), distintas distribuciones de Linux, UNIX o BSD e incluso el OS/2 de IBM. Esto hace que sea el paquete ofimático ideal a la hora de trabajar en un entorno de plataformas transversales, por ejemplo un laboratorio de informática en un centro escolar o una oficina sindical donde se utilicen ordenadores con Linux.
Para aquellos que ya trabajan con sistemas Linux, también puede serles de utilidad la alternativa KOffice, paquete integrado en el entorno K Desktop (KDE). El procesador de textos quizá no sea tan avanzado como el de OpenOffice, pero también es de código abierto. Además del procesamiento de textos y las hojas de cálculo habituales, incluye gráficos vectoriales, herramientas de diseño y diagramas de flujo, lo que hace que sea una opción muy amplia y completa.
Si dispone de un acceso a Internet fiable, Google Docs también podría ser de utilidad, sobre todo si se trabaja en equipo a distancia. Google Docs es gratuito y permite a los usuarios crear documentos, hojas de cálculo y presentaciones en Internet, al mismo tiempo que colaboran con otros usuarios en tiempo real. Los documentos se pueden crear y editar en la propia interfaz del explorador, o pueden ser importados. Asimismo, se pueden descargar a los ordenadores de los usuarios en diversos formatos. Los documentos pueden ser etiquetados y archivados para tenerlos organizados y poder acceder fácilmente a ellos.
Conclusión: no tengan miedo a probar opciones distintas a Microsoft Office. No van a perder funcionalidad, más bien al contrario. Estos programas pueden recortar gastos o incluso facilitar su utilización. Además, son una manera sencilla y eficaz de presentar alternativas y oportunidades a los alumnos, un objetivo que merece la pena en sí mismo.
Por Timo Linsenmaier
Este articulo fue publicado en Mundos de la Educación, No. 27, Septiembre 2008.