Retraimiento del Estado en la educación superior: el caso italiano
En el reciente informe de la OCDE, Education at a Glance 2012, varios indicadores muestran claramente el estado crítico de la educación en Italia. Este país invierte menos del 2% de su PIB en educación superior y en investigación; el número de licenciados está disminuyendo, así como el número de investigadores.
En casi todos los indicadores, Italia se sitúa por debajo de la media de la OCDE y sus perspectivas futuras no son alentadoras.
Reforma inadecuada Italia parece haber abandonado cualquier aspiración a mantener un sistema público fuerte y cualificado de la enseñanza superior y la investigación.
Las primeras señales de esta retirada de un fuerte compromiso en su sistema público universitario pueden observarse en el segundo gobierno Berlusconi, con la ministra de Educación Letizia Moratti.
En 2004, ésta aprobó una reforma que, a pesar de aplicarse de forma incorrecta en los años siguientes, sentaba el principio de que el puesto del decano debe ser únicamente un puesto temporal.
Esto hizo que los puestos de profesores e investigadores fueran más precarios. Además inició un proceso por el que las universidades se rigen en base a principios de gestión empresarial.
Campaña contra la universidad pública En 2009, el tercer gobierno de Silvio Berlusconi puso en marcha una violenta campaña de prensa contra las universidades públicas, describiéndolas como caras, ineficientes, corruptas y con una necesidad de reforma urgente.
El proceso de reforma del país requería eliminar a los «barones» y a sus alumnos de la institución, todavía bajo la «influencia corrupta» de la Generación del 68, según el gobierno.
Al amplificar los problemas reales de la corrupción y el nepotismo, y rebatir los datos que mostraban cómo el sistema educativo italiano era de calidad superior al de otros países de la OCDE, el gobierno volvió a la opinión pública en contra de los profesores universitarios, describiéndolos como marcados ideológicamente, conservadores, y llevados por las prácticas de «maquiavelismo» académico.
Recorte de la financiación Poco después de la campaña, el gobierno aprobó un gran recorte en la financiación educativa (hasta un 20% en tres años), congeló los sueldos y redujo drásticamente el número de empleados alegando la necesidad de revisar los gastos para poder «financiar mejor lo mejor».
De hecho, el objetivo principal del gobierno Berlusconi era reducir en un 40% los recursos humanos y económicos del sistema público universitario.
El número de estudiantes, cursos y personal administrativo de las universidades comenzó a disminuir, mientras que las tasas estudiantiles, el trabajo precario y las ineficiencias aumentaron.
Así pues, en los próximos tres años, las severas restricciones del número de empleados llevarán a una reducción drástica de personal docente e investigador debido al gran número de jubilaciones previstas.
En 2008, había casi 63.000 investigadores y profesores trabajando a tiempo completo en 90 universidades de Italia. Hoy, esa cifra se ha reducido a 55.000 y, debido a las jubilaciones y a los límites de plazas, se reducirá a menos de 50.000 en unos años.
Mientras tanto, el número de puestos precarios de investigadores y docentes ha llegado a casi 40.000, aunque es probable que esta cifra se reduzca pronto con motivo de los recortes de fondos, becas y oportunidades laborales.
Nuevo modelo universitario El motivo de esta «retirada» en el sector de la educación superior y la investigación no está relacionado únicamente con la necesidad de reducir la deuda pública de Italia.
También se debe a que se consideró que el sistema de educación superior público italiano era desmesurado para una economía que constaba principalmente de pequeñas empresas que no requieren un alto número de licenciados.
El verdadero objetivo era crear un sistema más pequeño de universidades públicas, en el que algunas fueran consideradas como «excelentes de acuerdo con las normas internacionales», y la mayoría de ellas remodeladas como universidades de enseñanza privadas.
En este sistema más pequeño, los actores privados desempeñarían un papel más amplio, tanto en ofrecer servicios para las universidades públicas como en construir un mercado educativo paralelo, que comprenda universidades privadas y a distancia.
Actividad sindical Por otra parte, el gobierno italiano también estaba convencido de que las universidades tenían demasiada autonomía e independencia con respecto al gobierno, tanto en su gestión como en su administración financiera.
Por esta razón, poco después de los recortes, y a pesar de las protestas generalizadas de estudiantes y docentes investigadores, el gobierno de Berlusconi aprobó una ley para reformar la gestión universitaria de acuerdo con principios de gestión empresarial. Esta reforma redujo de manera significativa el papel desempeñado por la mesa electa y el claustro.
Los estudiantes, los investigadores y los sindicatos de profesores iniciaron una larga y decidida lucha en la que la red de investigadores Rete29Aprile y la Asociación de docentes CoNPAss jugaron y juegan un papel muy importante.
El sindicato Flc Cgil también lanzó varias campañas, convocó algunas huelgas exitosas y organizó manifestaciones nacionales que también fueron respaldadas.
A pesar de estas acciones, el 14 de diciembre de 2010, la ley fue aprobada en un parlamento «sitiado» por los estudiantes y los docentes. La enorme manifestación terminó con enfrentamientos violentos y represiones.
La arquitectura burocrática, fragmentada y confusa, de la ley requería un gran número (más de 50) de normativas adicionales que han paralizado el trabajo de las universidades. En la actualidad, un número importante de universidades aún no han sido reguladas y el proceso de reforma de la gestión y organización continúa.
Además, la nueva disciplina presupuestaria de las universidades estableció severas restricciones a la autonomía financiera departamental y fijó un umbral máximo (20% de las jubilaciones) en la rotación de personal.
Futuro incierto Poco después de la dimisión del gobierno de Berlusconi en 2012, las esperanzas de un cambio de actitud hacia las universidades se tambalearon.
El nuevo ministro de Educación, Francesco Profumo, ex director del CNR (Centro Nazionale delle Ricerche) y Decano de la Universidad Politécnica de Turín, aclaró sus intenciones de llevar a cabo las reformas de Berlusconi. De hecho, las cosas han empeorado en los últimos meses.
Un proceso completo de evaluación de las estructuras de la investigación, llevado a cabo por la nueva agencia italiana ( ANVUR) para la evaluación y el control de la calidad, ha sido incorrectamente gestionado.
A pesar de ello, los resultados parciales de este proceso se utilizarán para asignar una parte considerable del presupuesto universitario ministerial actual, de acuerdo con dicha clasificación.
Defectos en el sistema de evaluaciónTambién se autorizó a la misma agencia a redactar los procesos de habilitación científica nacional para investigadores y profesores que aspiraban a competir por un puesto superior en su carrera.
Un método cuantitativo riguroso de evaluación de la productividad científica, basado en la compilación de datos inciertos y en indicadores muy discutibles, ha colocado a los investigadores italianos en la difícil tesitura de tener que aceptar un deficiente sistema de evaluación de la investigación para poder tener (pocas) oportunidades de impulsar su carrera profesional.
Alternativamente, pueden solicitar una interrupción completa del proceso con la certeza de que su carrera quedará bloqueada de forma definitiva durante los próximos años.
Por otra parte, este proceso de evaluación, que alude a un mero análisis cuantitativo de la producción científica y una idea sesgada de la meritocracia, está demostrando ser un intento de justificar el planteamiento de invertir sólo en ciencia aplicada y tecnología.
Es probable que esto debilite la investigación italiana durante las próximas décadas, puesto que la investigación aplicada no puede subsistir a largo plazo sin una base sólida y una investigación motivada por la curiosidad.
Todos los errores y las contradicciones de este proceso están constantemente vigilados y discutidos por las revisiones en línea ROARS (Return On Academic Research), que está jugando un papel decisivo en la oposición a la Agencia Anvur y sus políticas.
Por último, en los últimos meses, el nuevo gobierno efectuó la reforma del sistema de bienestar estudiantil. Esto se produjo a través de la reducción de la financiación pública, la imposición de tasas estudiantiles, así como la introducción de un nuevo modelo de préstamos estudiantiles.
De esta manera, el nuevo ministro está continuando el enfoque de su predecesor. Está debilitando el sistema universitario público para abrir el «mercado educativo» a actores privados.
Esto dará lugar a un sistema universitario dual, con un mayor número de universidades de enseñanza de baja calidad y un núcleo restringido de universidades de investigación excelentes.
Las tasas estudiantiles se incrementarán y las becas públicas serán remplazadas por un sistema de préstamos. Los derechos de los docentes se verán socavados puesto que los servicios profesionales serán subcontratados y se introducirán contratos precarios para la investigación, la docencia y la administración.
Tendencia global En efecto, cuando lo situamos en los contextos actuales de Europa y del mundo, lo que está pasando en Italia parece formar parte de un proyecto más amplio para configurar el espacio internacional de la investigación de acuerdo con los principios neoliberales de la economía de mercado.
No es simplemente el concepto de reducción del gasto público debido a un déficit creciente el que sustenta estas políticas, sino que se trata más bien de un proyecto de remodelación de los procesos de producción y circulación del conocimiento de acuerdo con las reglas y los principios de la economía de mercado.
La reciente crisis financiera europea ha demostrado cómo los imperativos que se ocultan detrás de este enfoque no pueden ser interpretados en un contexto nacional restringido.
Por todo ello, debemos organizar nuestra discrepancia a nivel europeo. Debemos oponernos a las propuestas concretas y realzar una perspectiva diferente sobre cómo la educación superior y la investigación pueden contribuir al desarrollo social y económico, así como a la democracia activa, participativa y cívica.
Por Alessandro Arienzo (FLC-CGIL, Italy)