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Internacional de la educación
Internacional de la educación

La enseñanza, una profesión con futuro

publicado 9 noviembre 2012 actualizado 17 febrero 2016
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Docentes y el nuevo humanismo

Como conclusión, intentaremos explicar las razones por las que el “nuevo humanismo” que tenemos que construir se basa en gran parte en la profesión docente, cuyos componentes sociales y profesionales y dinámica debemos evaluar.

Al afirmar su voluntad de poder, los seres humanos han creado un paradigma tiempo-espacio que parece oponerse, e incluso estar reñido con, el paradigma espacio-tiempo natural.

Así, por medio del progreso científico y tecnológico, hemos sentado las bases de un mundo que gradualmente reducirá e incluso hará desaparecer fenómenos naturales como las estaciones, las distancias e incluso el ritmo de la vida en el planeta. Será un mundo de instantaneidad y ubicuidad, en el que la dimensión virtual se solapará con la real.

La población humana continúa creciendo y vive más tiempo, mientras que las especies animales y las plantas anteriores a nuestra existencia y que nos acompañaron en todas las etapas de nuestra evolución están desapareciendo. La amenaza a nuestro entorno es considerable y se cuestiona la misma noción del progreso.

En particular, el cambio climático, sin duda relacionado con la actividad humana, pone en peligro nuestro planeta y exige que reconsideremos en profundidad las actividades y las profesiones que de ellas se derivan.

Desde que aparecieron en la tierra, los seres humanos, como sus primos más lejanos, tuvieron que hacer frente a todo tipo de peligros impuestos por la naturaleza para sobrevivir. Esta adversidad constante ayudó sin duda a reforzar y desarrollar las facultades intelectuales del hombre. Al enfrentarse a retos excepcionales para sobrevivir y afianzar su lugar, los seres humanos consiguieron encontrar gradualmente respuestas pertinentes y transmitirlas a generaciones futuras para que pudieran utilizarlas y mejorarlas.

La educación, clave para la supervivencia y el crecimiento de la humanidad

La educación, es decir la transmisión de conocimiento y su mejora, ha sido evidentemente la fuerza motriz principal para la supervivencia y el crecimiento de la raza humana en la tierra. En este contexto de evolución cognitiva, que inicialmente tardó en aparecer pero que se ha desarrollado rápidamente y sin descanso, surge naturalmente la cuestión histórica de la profesión docente, su aparición y su institucionalización sociocultural gradual.

No abordaremos ahora esta cuestión importante y compleja, ya que preferimos que los/las expertos/as y los/las investigadores/as clarifiquen ciertos aspectos contemporáneos de la profesión y misión docentes en esta presentación.

Las TIC no sustituyen al magisterio

No hace mucho tiempo, alrededor de los ochenta, algunos/as expertos/as osaron pronosticar una lenta pero segura desaparición de la profesión docente debido al desarrollo espectacular de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) al servicio del conocimiento y para la divulgación del mismo.

Alegaron que el ordenador y todo tipo de nuevas tecnologías substituirían gradualmente a los/las docentes, dando lugar a una divulgación más amplia del conocimiento, una mejor accesibilidad y, sobre todo, el ahorro de medios y recursos por medio de lo que se denominó la masificación del acceso a la educación.

Es completamente legítimo afirmar que dado el crecimiento exponencial del conocimiento, y la disponibilidad indispensablemente justa del mismo, en beneficio de un mayor número de personas en todas las regiones del mundo, las TIC desempeñan un papel esencial en la divulgación del conocimiento y la pericia al servicio del desarrollo sostenible en solidaridad.

Prioridad docente

Sin embargo, debemos reconocer que estas previsiones y expectativas ya no son hoy en día totalmente pertinentes y que la profesión docente está recuperando su fuerza, día a día, hasta el punto de ser considerada de nuevo una prioridad de las políticas educativas en todos los países.

La UNESCO nunca ha dejado de afirmarlo desde su creación en 1945; considera que se debe otorgar a los/las docentes una prioridad absoluta en la educación e insiste todavía hoy, a pesar de las dificultades presentes, en que la cuestión de la enseñanza ocupe un lugar central en sus programas plurianuales de actividades.

Como ejemplo, y en un contexto histórico para la UNESCO, mencionaremos: la Recomendación conjunta de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la UNESCO relativa a la situación del personal docente de 1996, la Recomendación sobre la condición del personal docente de la enseñanza superior de 1997, el Comité Mixto OIT/UNESCO de Expertos sobre la aplicación de las Recomendaciones relativas al personal docente, el Día Mundial de los/las Docentes organizado por la UNESCO cada año y las iniciativas insignia a favor de los/las docentes en todas las regiones del mundo, en particular en el África Subsahariana.

Asimismo, nos gustaría señalar que la Internacional de la Educación se ha mostrado comprometida y ha sido un socio dinámico en estos diferentes contextos, así como en la mayoría de las actividades para docentes realizadas por la UNESCO.

También debemos tener en cuenta que la profesión docente está reconocida oficialmente por el Estado desde los tiempos grecorromanos, pero que paradójicamente la educación parecía ser una responsabilidad transferida a otra categoría de personas, en concreto esclavos/as instruidos/as que se encargaban de orientar y apoyar a los/las hijos/as de las familias patricias ricas.

Este aspecto de la educación, sin tener en cuenta la esclavitud, se asemeja sorprendentemente a las dicotomías de los sistemas educativos actuales con docentes institucionales por un lado y clases particulares o apoyo educativo extraescolares por otro, algo que continúa desarrollándose incesantemente en detrimento de los/las niños/as con orígenes familiares modestos y constituye un mercado lucrativo en auge.

Este dilema recurrente, entre la instrucción y la educación, se manifiesta de manera más evidente a medida que los/las docentes se enfrentan a un grupos de estudiantes cada vez mayor que, en el contexto actual de la educación permanente, exige con cada vez más frecuencia adultos con orígenes, necesidades y requisitos muy diversos.

Por lo tanto, es necesario analizar, aunque sea brevemente, este retorno firme de la profesión docente tras un período oscuro en el que los/las responsables en todas partes se tomaron la libertad de recomendar una “MacDonaldización” de la educación, especialmente en los países más vulnerables, y estaban estudiando la posibilidad de imponer una “producción” masiva de docentes en perjuicio de criterios esenciales de competencia y calidad.

Afortunadamente, el sentido común prevaleció al final y nos dimos cuenta de que habíamos tomado un rumbo erróneo y que, con estas políticas, estamos conduciendo a los países en vías de desarrollo – y en un efecto dominó al resto de los países – a una degradación segura.

Un enfoque cualitativo de la profesión docente

Podemos afirmar sin lugar a dudas que el aumento considerable del conocimiento, conseguido a través de la investigación y el desarrollo, exige más que nunca un enfoque cualitativo de su transmisión, divulgación y adquisición en el plano individual y en el colectivo.

La evaluación unánimemente compartida nos lleva al “renacimiento” de la profesión docente, situándola de nuevo en el centro del tejido sociocultural, como hilo conductor común de la dinámica y el equilibrio de nuestra sociedad del conocimiento.

Con la ayuda indispensable de las TIC, hoy en día el/la docente adopta todavía más la función de un guía que nos ayuda desde la primera infancia a evolucionar y progresar en el creciente laberinto del conocimiento.

La profesión docente se diversifica constantemente hasta el punto de corresponder, desde la primera infancia hasta la edad adulta, a varias profesiones, todas ellas unidas por un hilo común.

En este sentido, sabemos con certeza que el desarrollo cognitivo empieza desde los primeros momentos de vida y que los procesos de aprendizaje y descubrimiento requieren desde los primeros años de la infancia orientación y apoyo por parte de docentes con una formación y cualificaciones excelentes.

Estos principios fueron unánimemente confirmados en la Conferencia Mundial sobre atención y educación de la primera infancia organizada por la UNESCO en Moscú en 2010.

Por último, en el otro extremo de la cadena de la educación, los requisitos modernos para titularse y los programas de reciclaje profesional, actualizados constantemente debido a una esperanza de vida más larga y sus consecuencias en nuestras actividades sociales y profesionales, exigen una formación para docentes altamente especializados/as y cualificados/as.