Políticas docentes efectivas
En primer lugar, el conjunto de la política educativa tiene que basarse en un principio elemental claro: la educación es un derecho humano fundamental que debe promoverse, debido a su valor intrínseco.
Al mismo tiempo, la educación es esencial para liberar y lograr otros derechos humanos – los derechos a la sanidad, la libertad, la seguridad, el bienestar económico y la participación efectiva en actividades sociales y políticas. El poder multiplicador de la educación es aplicable a todos los países, independientemente de su nivel de desarrollo. Al permitir a los individuos desarrollar todo su potencial, la educación es un motor capaz de impulsar una transformación económica, política y social positiva.
El principio del derecho a la educación ha evolucionado lo largo de los años. En el pasado tenía principalmente que ver con otorgar acceso a la educación, lo cual sigue siendo una cuestión fundamental en algunos países, sobre todo para las mujeres jóvenes y las niñas. Pero hoy en día, el enfoque está pasando del mero acceso al aprendizaje y la calidad.
Hay mucho en juego. El Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo de la UNESCO de 2014 sobre Enseñanza y aprendizaje: lograr la calidad para todos, revela que 250 millones de niños y niñas no están aprendiendo, tanto si están escolarizados como si no. Calculamos que el coste de esta crisis del aprendizaje ronda los 129.000 millones USD. Unos 37 países están malgastando por lo menos la mitad de lo que invierten en educación primaria, simplemente porque los niños/as no están aprendiendo.
Por esta razón, un aprendizaje de calidad debe ser el segundo principio que guíe las políticas de educación. El acceso no es suficiente: tiene que llevarse realmente a cabo un aprendizaje relevante.
En los últimos años los Gobiernos han hecho esfuerzos cada vez mayores para medir los resultados de la enseñanza, respaldados por la perspectiva integral de la UNESCO. El aprendizaje no debe medirse únicamente como una función de las futuras ganancias a través del desarrollo de capacidades, sino como un medio para promover el desarrollo personal y social. No cabe duda de que los buenos docentes conocen la diferencia entre el desarrollo de capacidades instrumentales y una verdadera educación integral.
Esto nos lleva a un tercer principio para orientar las políticas de educación: proporcionar un apoyo eficaz a los docentes y su desarrollo profesional.
El nuevo Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo de la UNESCO expone que 29 países no van a disponer de suficientes docentes para alcanzar la educación primaria universal hasta después de 2030. Es esencial salvar esta brecha con candidatos de una amplia gama de contextos, incluyendo como mínimo una educación secundaria inferior, de manera que los niños y las niñas escolarizados/as puedan recibir la enseñanza que necesitan.
La UNESCO considera que estos principios deben conformar el núcleo de las políticas educativas nacionales y la nueva agenda para el desarrollo sostenible mundial después de 2015.
Las políticas educativas deben ser flexibles para responder a los nuevos retos: desde la globalización, la degradación medioambiental, las dificultades económicas y financieras, hasta la escalada del extremismo. Para ello se requiere un marco educativo mundial cuyo alcance vaya más allá del crecimiento económico y de la reducción de la pobreza, y que incluya inquietudes sociales y políticas, como por ejemplo responder al cambio climático, promover la gobernanza democrática y garantizar la seguridad humana. Al mismo tiempo, la nueva agenda debe permitir el establecimiento de metas a escala regional y nacional para que se puedan abordar una diversidad de contextos sociales, económicos y culturales.
Todo esto significa que necesitamos cambios para los docentes. Necesitamos nuevos enfoques para la selección, la formación, la contratación y el desarrollo profesional continuo de los docentes. Los nuevos candidatos y los docentes ya establecidos deberían recibir una formación adecuada para abordar las necesidades de aprendizaje de los estudiantes más desfavorecidos, incluyendo los que viven en la pobreza, las niñas, así como los estudiantes de zonas rurales. Los maestros recién cualificados deberían pedir ayuda a los mentores y formadores de docentes, quienes les pueden proporcionar un apoyo continuo a la hora de traducir los conocimientos de la enseñanza en actividades que permitan mejorar el aprendizaje.
De poco servirá contratar a los mejores profesores y proporcionarles la mejor formación si éstos no enseñan donde más se les necesita. Muchas veces, las zonas pobres y remotas no consiguen atraer a los mejores docentes porque la infraestructura es inadecuada y por las duras condiciones de trabajo. Necesitamos una gama de nuevos incentivos para abordar este problema, incluyendo una compensación adecuada, bonificaciones, buen alojamiento y apoyo bajo la forma de oportunidades de desarrollo profesional.
En zonas donde hay una fuerte carencia de docentes, los profesores deberían contratarse localmente al tiempo que se les proporciona acceso a una formación continua. En la República de Corea hemos podido comprobar el éxito de este tipo de políticas en los resultados de una enseñanza sólida y equitativa, gracias a los estipendios y las oportunidades de promoción, lo que implica que los grupos desfavorecidos tienen un mejor acceso a docentes cualificados y experimentados.
Mejorar el estatus de los docentes y sus condiciones laborales debería ser una de las máximas prioridades de las políticas educativas nacionales. Para contratar a los mejores docentes y conservarlos, las oportunidades profesionales y las estructuras salariales deberían ser parecidas a las que se ofrecen a los profesionales de sectores equiparables. Esto significa también reconocer y recompensar a los docentes que trabajan en zonas remotas y con alumnos desfavorecidos, a fin de reducir las brechas en la enseñanza entre ricos y pobres, niños y niñas y los que viven en diferentes regiones.
La UNESCO presenta esta agenda a diversos niveles, empezando por una labor normativa.
La UNESCO ha desarrollado dos instrumentos normativos – la Recomendación de la UNESCO/OIT relativa a la condición del personal docente, de 1966, y la Recomendación de la UNESCO relativa a la condición del personal docente de enseñanza superior, de 1997 – respaldados asimismo por las recomendaciones del Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo de 2014 de la UNESCO. Estos instrumentos establecen los derechos y las responsabilidades de los docentes, así como normas internacionales para su preparación y posterior educación, contratación, empleo, y condiciones de enseñanza y aprendizaje. Proporcionan directrices valiosas para apoyar a los Gobiernos, a los responsables políticos y a los docentes a la hora de trabajar por la educación de calidad para todos y todas.
La UNESCO también contribuye a fomentar las capacidades donde más se necesitan, para la formulación de políticas y la planificación estratégica basadas en pruebas concretas.
Nuestro programa Desarrollo de capacidades para la Educación para Todos ( CapEPT) es toda una insignia. Dirigido a los países que mayor riesgo corren de no alcanzar los objetivos de la EPT para 2015, el programa apoya a 10 países prioritarios, junto con un programa subregional en el Pacífico (que incluye cinco países), con el objetivo de fortalecer las capacidades institucionales, organizativas y humanas para implementar políticas nacionales de desarrollo profesional y educación de docentes. El programa se centra en mejorar la calidad de la formación previa y durante el empleo de los docentes, el desarrollo y la aplicación de políticas de docentes coherentes y el apoyo a la planificación, gestión y administración de instituciones de formación de docentes. El programa CapEPT está financiado por fondos mancomunados de los Gobiernos de Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia y Suiza, con contribuciones de Bélgica e Italia en años anteriores.
La UNESCO está elaborando asimismo una serie de directrices para consolidar la capacidad de las instituciones de formación de docentes. Éstas incluyen, por ejemplo, las Directrices para la incorporación de la dimensión de género en las instituciones de formación de docentes de la UNESCO y las Directrices para la enseñanza y el aprendizaje eficaces de la educación para el desarrollo sostenible en las instituciones de formación de docentes de la UNESCO.
Con el apoyo de la República Popular de China, la UNESCO ha puesto en marcha un importante proyecto sobre “Mejorar la educación docente para salvar la brecha en la calidad de la educación en África”. Con un enfoque en el aprovechamiento de las tecnologías de la información y la comunicación, se está llevando a cabo una labor en ocho países (Congo, Cote d'Ivoire, República Democrática del Congo, Etiopía, Liberia, Namibia, Tanzania y Uganda).
Por otra parte, la UNESCO y la Internacional de la Educación han aunado esfuerzos, con el apoyo de la Alianza Mundial por la Educación, para desarrollar las capacidades de los docentes y las organizaciones de docentes a fin de lograr su participación efectiva en el diálogo social y la formulación de políticas educativas. Nuestra labor se centrará en 10 países de diferentes regiones.
Esto se basa en una firme colaboración con la Internacional de la Educación durante la celebración del Día Mundial de los Docentes de 2013 en la sede de la UNESCO en París – cuando lanzamos la campaña de un año “Unámonos por la Educación Pública”, con una retransmisión simultánea por Internet en la sede de la UNICEF en Nueva York y la participación de la Alianza Mundial por la Educación, la Iniciativa Mundial ‘La educación ante todo’, el Enviado Especial de las Naciones Unidas para el derecho a la educación y el Enviado Especial de la ONU para la Educación Mundial. En este marco, los asociados se han fijado la meta de movilizar a 30 millones de docentes y profesionales de la educación para que se unan a padres y alumnos.
Países de todo el mundo han conseguido mucho para hacer realidad los Objetivos de Desarrollo del Milenio y los objetivos de la Educación para Todos, pero seguimos estando rezagados. En el impulso final de aquí a 2015, y al tiempo que establecemos una nueva agenda mundial para el desarrollo sostenible posterior, debemos tener el valor de examinar los éxitos y los fracasos. El trabajo con asociados importantes, como la Internacional de la Educación y la UNESCO, seguirá permitiendo avanzar en el desarrollo de políticas educativas mejor definidas en todo el mundo, basadas en los tres principios rectores: el derecho a la educación, un aprendizaje de calidad y un apoyo efectivo para los docentes. Estos son los pilares que permiten sacar partido a todo el potencial de la educación en tanto que fuerza transformadora para la dignidad y la sostenibilidad.