Un futuro del trabajo para los seres humanos, no para el capital humano
Se ha publicado el inspirador informe elaborado por la Comisión sobre el Futuro del Trabajo, el cual procura humanizar la economía, fomentar la justicia social y la paz, reforzar la democracia y silenciar los cantos de sirena de los autoritarios.
La Comisión sobre el Futuro del Trabajo describe su informe como "el comienzo de un viaje". La pregunta clave que debemos plantearnos antes de iniciar cualquier viaje es "¿a dónde queremos ir?". Aunque el informe no está detallado, el destino está claro.
La Comisión aborda las complejas cuestiones del futuro del trabajo mediante un enfoque que podría haber logrado fácilmente un consenso hace un siglo cuando se fundó la OIT, pero que hoy en día parece radical, por no decir revolucionario. Se trata de los seres humanos, no del "capital humano". La voluntad y los intereses de los humanos deben determinar el futuro del trabajo.
Existe una sensación de inevitabilidad en demasiados debates sobre el futuro del trabajo, incluido, por ejemplo, en el informe sobre informe sobre el Desarrollo Mundial 2019 publicado por el Banco Mundial. Para los trabajadores, en el mejor de los casos, la protección propuesta en dichos debates ha sido limitada y marginalizada; una especie de seguro funerario para los cadáveres retirados de los campos de batalla de la globalización.
Durante los últimos 40 años, la economía mundial ha funcionado en piloto automático, lo que ha favorecido la alienación pública, la apatía y la impotencia. El filósofo estadounidense Henry David Thoreau afirmó: "La mayoría de las personas llevan vidas de silenciosa desesperación". Las personas desesperadas, a menudo paralizadas por el miedo y sin esperanzas, no pueden ser actores o agentes para el cambio.
De acuerdo con la Comisión, si no se toman medidas para corregir el rumbo del mercado global, "caminaremos sonámbulos hacia un mundo que acentúa la desigualdad, aumenta la incertidumbre y refuerza la exclusión, conllevando repercusiones políticas, sociales y económicas destructivas".
El informe pone en entredicho la idea de que el futuro del trabajo deba ser determinado por fuerzas del mercado anónimas y por actores comerciales junto con una tecnología no guiada que reproduce digitalmente el pasado. Más bien, considera que los cambios en la organización del trabajo constituyen oportunidades para fomentar la justicia social, una mayor igualdad y buenos empleos.
Con respecto a su enfoque sobre la educación y el aprendizaje a lo largo de la vida, la Comisión va mucho más allá de la formación en habilidades y defiende una educación que combine “habilidades básicas, habilidades sociales y cognitivas (como aprender a aprender) y las habilidades necesarias para desarrollar un trabajo, una profesión o un sector específicos”. Además, el aprendizaje permanente "implica más que las habilidades necesarias para trabajar, se trata también de desarrollar las capacidades necesarias para participar en una sociedad democrática".
El secretario general de la Internacional de la Educación, David Edwards, respondió al informe afirmando: “La labor de la Comisión sobre el Futuro del Trabajo representa un soplo de aire fresco. Aborda muchas de las preocupaciones de los trabajadores de la educación, tales como el trabajo precario y la necesidad de vínculos laborales, la protección social integral, el trabajo decente, el bienestar en el trabajo y la desigualdad y exclusión de género persistentes.Propone cambiar todo eso en el empleo futuro en lugar de encerrarse en prácticas pasadas. Asimismo, insta a que se realice un despliegue tecnológico inteligente y deliberado, que comprenda la inteligencia artificial, la protección de los derechos de sindicación y negociación para todos los trabajadores, y un diálogo social eficaz que mejore la calidad y la dignidad del trabajo".
Edwards prosiguió: "apoyamos con entusiasmo el llamamiento de la Comisión para utilizar el informe como base para la cooperación y la coherencia entre las instituciones multilaterales, tales como los organismos de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, la OMC, el FMI y la OCDE". “También puede servir como herramienta para reorientar la indignación pública y volver las cosas más justas y alejadas de los ataques brutales contra los aliados naturales. Una intervención eficaz puede cambiar el equilibrio de poder, desactivar el cinismo público y reforzar democracias amenazadas".
Puede acceder al informe interactivo haciendo clic aquí.
La Comisión desvela y presenta su informe en una ceremonia el martes 22 de enero. La IE estará representada por Fred van Leeuwen, secretario general emérito de la IE, quien estará disponible para contestar preguntas.