"La educación superior y la finalidad de la educación", por Jens Vraa-Jensen
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Vista a través de un filtro neoliberal, la finalidad principal de la educación consiste en servir de instrumento para el desarrollo económico, el aumento de la productividad de los trabajadores y la creación de nuevos empleos. En ese contexto, la educación no es uno de los factores clave para el desarrollo social y humano. Cualquier debate sobre la educación siempre debe aclarar cómo se percibe la educación (y la misión de la educación). Por supuesto, una visión común del tema en cuestión debe ser el punto de partida de cualquier intercambio de opiniones y de la formulación de las políticas futuras.
La educación como instrumento para el desarrollo económico.
Para aquellos que consideran la educación como un instrumento para el desarrollo económico, la inserción laboral inmediata es uno de los elementos más importantes que los planes de estudios y el sistema educativo deben tener en cuenta. Desde este punto de vista, el enfoque principal debería ser preparar a los estudiantes/clientes/consumidores para que puedan dar respuesta a las demandas del mercado laboral y, por lo tanto, el interés en el desarrollo de los estudiantes como seres humanos con sentido crítico y una capacidad intelectual bien desarrollada será escaso o nulo.
La atención se centra en preparar a las personas para dar respuesta a las necesidades y demandas actuales del mercado laboral. Las tasas de matrícula son la forma más natural y coherente de financiar las instituciones (debe tenerse en cuenta que, según este enfoque, no se necesita un “sistema” educativo) y los estudiantes son vistos principalmente como consumidores de servicios de educación superior. En consecuencia, no hay interés por parte de la sociedad de crear y mantener un sistema coherente de instituciones de educación superior, porque la atención no se centra en el desarrollo social ni en garantizar que la población esté bien educada.
Aquí, las instituciones individuales deben competir unas con otras bajo las mismas condiciones que cualquier otra empresa de cualquier otro sector de la economía de mercado. En otras palabras, las universidades son consideradas como empresas, que actúan en el mercado (global) de la educación del mismo modo que actuaría cualquier otra empresa en la economía capitalista.
Según este modelo, los propósitos de la acreditación tienen principalmente una finalidad comercial y, en menor medida, buscan la protección del consumidor. Se puede establecer un conjunto de directrices y normas esenciales destinadas a la evaluación/acreditación con el fin de limitar los riesgos relativos a las agencias de acreditación falsas, pero como se supone que las instituciones pronto dejarán de formar parte del sistema educativo nacional, no es necesario construir un sistema de control de la calidad nacional –o internacional.
En consecuencia, el objetivo principal de las instituciones es “vender sus productos” y, en muchos casos, puede ser una desventaja mantener una conexión directa entre la enseñanza y la investigación. El mercado laboral seguirá solicitando que a los graduados se les hayan enseñado los conocimientos y métodos de investigación más recientes. Sin embargo, el desarrollo de una mayor capacidad intelectual que la requerida por el mercado ha dejado de ser parte integrante de la educación. Por consiguiente, no es necesario hacer hincapié en la investigación que pueda fundamentar y apoyar la enseñanza si no está estrictamente relacionada con las demandas del mercado laboral.
En este enfoque orientado al mercado, la investigación aplicada será considerada de mayor valor que la investigación básica/pura. La investigación centrada en la innovación y en la aplicación de los conocimientos existentes a los nuevos productos, en general, no tendrá mucho valor para el desarrollo de la metodología didáctica y pedagógica. Esto pone en tela de juicio el vínculo tradicional entre la investigación y la enseñanza en las universidades.
La función de las universidades puede compararse a la de un proveedor/consultor de servicios avanzados que consiste en atender los intereses inmediatos de las empresas privadas y los gobiernos. La protección de la libertad académica se deja en manos de la buena voluntad de las universidades. La autonomía institucional se derivará de su condición de empresa en cierto modo (semi)privada y el razonamiento es en esencia ajustar rápidamente las actividades a las necesidades del mercado. el gobierno colegiado se elimina y se sustituye por un sistema de gestión constituido por gerentes “profesionales” designados en todos los niveles de las universidades.
Finalmente, la forma predominante de maximizar beneficios en la enseñanza es desarrollar materiales didácticos estandarizados, planes de estudios estandarizados y exámenes estandarizados. Cualquier idea de aprendizaje centrado en el estudiante contradice el concepto de un “modelo único para todos”, que es la base para reducir los costes de la educación al nivel más bajo posible.
La educación como factor social para el desarrollo de una sociedad.
En contradicción con la opinión presentada anteriormente, la noción y la visión de desarrollo incluida en la finalidad de la educación se basa en los siguientes 4 pilares que no atienden a un orden prioritario, definidos por el Consejo de Europa:
• Mejorar la base de cultura general de la sociedad;
• Desarrollar las capacidades personales de los estudiantes;
• Enseñar a los estudiantes a convertirse en ciudadanos activos de las democracias modernas;
• Mejorar la inserción laboral.
Esto es prácticamente lo contrario de la perspectiva presentada anteriormente. Hay un respeto básico al principio de que la educación de todos los niveles es un derecho humano y debería estar disponible para todos en base a los méritos y capacidades intelectuales de cada uno y no solamente en función de la capacidad económica. La educación es un elemento vital para la movilidad social y el mejor funcionamiento posible de la sociedad.
Es importante establecer y mantener un sistema educativo coherente que conecte claramente un nivel con el siguiente, que esté definido y disponga de un sistema del control de calidad a nivel nacional, y que preste particular atención a los beneficios que brinda a la sociedad y no simplemente a los resultados individuales. En otras palabras, debe basarse en la responsabilidad pública tanto con respecto al sistema como a su financiación.
El único rol y cometido de las instituciones es ser una voz crítica de la sociedad con el propósito de adquirir de manera continua un conocimiento más profundo del mundo. Para poder cumplir este cometido, existe una necesidad implícita de protección firme e inequívoca de la libertad académica, la autonomía institucional (en parte, con el fin de poder criticar sin temor a las consecuencias) y las estructuras de gobernanza colegiada integradas por líderes académicos electos.
La misión de ser la voz crítica de la sociedad y la obligación de buscar un conocimiento nuevo y más profundo o incluso la “verdad”, requerirá una fuerte protección contra cualquier interferencia de los intereses políticos o económicos. Si no existe esta protección, la misión de la educación se ve amenazada.
El objetivo de la investigación en las universidades en un sistema de esta naturaleza es desarrollar la comprensión de los fenómenos desconocidos. Se trata de una inversión de cara al futuro que no tiene expectativas de resultados o beneficios económicos inmediatos. La conexión entre la enseñanza y la investigación es un parámetro importante de la calidad de la educación, ya que garantizará que la educación superior se base en los conocimientos más recientes y que la metodología científica y la forma de pensamiento sean la base de las actividades de aprendizaje.
Finalmente, es importante desarrollar la capacidad intelectual de las generaciones futuras –que incluye, entre otras cosas, el pensamiento crítico y la creatividad. La educación desde esta perspectiva también debe incluir el conocimiento y la comprensión de los demás, así como de otras culturas e idiomas.
Para poder cumplir los objetivos y satisfacer el desarrollo individual de todos los estudiantes inscritos, el paradigma de la enseñanza debe tener un enfoque centrado en el estudiante, donde los diferentes orígenes y expectativas de una población estudiantil cada vez más diversa se atiendan de la mejor manera posible.
Por lo tanto, el concepto estandarizado de un modelo único para todos no es adecuado y la protección de la libertad académica es esencial para permitir que el personal docente pueda modificar la metodología de enseñanza, la pedagogía, la didáctica y el contenido/programa de estudios con el fin de realizar las adaptaciones oportunas y crear el nivel de aprendizaje y comprensión más alto posible en un determinado grupo de estudiantes.
Conclusión
En el debate global sobre la educación, solo muy pocas personas parecen estar en desacuerdo en que la educación es un factor importante y vital para cualquier forma de desarrollo en el mundo. Basta con comparar el desarrollo potencial de una sociedad donde todos los habitantes son analfabetos con otra en la que esto no sucede.
Sin embargo, cualquier debate sobre la educación debe incluir lo que se considera que es la finalidad de la educación (y la investigación). Esta definición y la postura política que hay detrás de ella son muy importantes para cualquier debate, para la toma de decisiones referente a los acontecimientos futuros del sector de la educación y para las políticas globales en materia de desarrollo sostenible y bienestar.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.