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Mundos de la Educación

Photo: ant via flickr
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Día Mundial de los Refugiados: no más vallas a la democracia, por David Edwards

publicado 20 junio 2019 actualizado 23 julio 2024
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En su discurso de 1948 al dar por terminados los trabajos de la naciente Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Eleanor Roosevelt afirmó, “La democracia, la libertad y los derechos humanos han adquirido un sentido determinado para los pueblos del mundo. No debemos permitir que ninguna nación los tergiverse para convertirlos en sinónimo de represión y dictadura.”

La verdad nunca debe considerarse tan evidente como para no decirla, o incluso pasarla por alto cuando es vulnerada con mentiras y engaños.

No tener documentos o abandonar su país natal no menoscaba en lo más mínimo la humanidad ni los derechos de las personas indocumentadas o migrantes. Tampoco el hecho de ser un niño.

Es la vulnerabilidad de los niños a que se violen sus derechos lo que ha dado origen a la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño1, aprobada en 1989, con entrada en vigor en 1990. Se convirtió rápidamente en la convención en materia de derechos humanos más ratificada.

El preámbulo de la Convención establece, “Reconociendo que el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión...”

El artículo 37 de la misma Convención dispone que “todo niño, en todo momento, tiene un derecho fundamental a la libertad y a que no se le prive de ella por motivos de inmigración”.

Sin embargo, son muchos los países, incluidos algunos que han ratificado la Convención, que utilizan la detención delos niños migrantes. Es una de las prácticas de migración inhumanas del Gobierno de Australia. Numerosos países europeos también privan de su libertad a niños migrantes, siendoBulgaria, Grecia, Hungría, Polonia y Eslovaquia donde el número de estos niños en detención es particularmente elevado.

Solamente el pasado 19 de diciembre de 2018, la Asamblea General estableció como meta (Objetivo 13 (h)), el fin de tales prácticas al adoptar el Pacto Mundial de las Naciones Unidas para una migración segura, ordenada y regular2.

Entre los países que votaron en contra del Pacto se encontraban algunos de los que detentan los peores historiales de detención de niños migrantes: Hungría, Polonia y Estados Unidos.

En EE.UU., bajo la administración Trump, tales abusos contra los derechos humanos están produciéndose a gran escala, separando de sus familias a miles de niños. Se calcula que, solo en el último año, se vieron afectados 2500 niños.

Por lo menos 10.500 menores migrantes o solicitantes de asilo se encuentran recluidos en más de 100 centros de detención y, según el Gobierno estadounidense, en los últimos meses han muerto no menos de seis niños mientras se encontraban en detención.

La Internacional de la Educación, conjuntamente con la Internacional de Servicios Públicos y nuestra afiliada común en EE.UU., la American FederationofTeachers, así como otros grupos hemos presentado una queja ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la detención de menores por parte del Gobierno estadounidense, práctica que es contraria a las normas universales de los derechos humanos. Instamos al ACNUR a actuar y a procurar justicia.

Para mayor ignominia, el Gobierno federal suprimió recientemente las actividades de ocio y la enseñanza en inglés para los niños en los centros de detención. Las dos organizaciones miembros de la IE que reagrupan a los docentes en EE.UU., la American FederationofTeachers y la NationalEducationAssociation reaccionaron inmediatamente contra esta decisión al considerarla una erosión arbitraria de la calidad de la educación y un peligro para la salud física y mental de los niños detenidos.

En la administración Trump, las mentiras, la retórica racista y el oportunismo político buscan aplastar el respeto por los derechos humanos fundamentales de los migrantes y refugiados. Es un tipo de política “identitaria” donde la identidad se define por todo aquello que nos es contrario, “el de afuera”, en lugar de definirse por lo que nos asemeja.

Las políticas dirigidas a los inmigrantes y refugiados tienen la intención de incitar al miedo y provocar la división. Naciones enteras están sufriendo por esta situación. Sin embargo, las políticas y la política de odio son más crueles cuando el precio lo pagan los más indefensos de entre nosotros: los niños.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.