“¡Los profesionales de apoyo educativo necesitan protección ahora!”, por Rae Nwosu.
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Como presidenta del Consejo Nacional de Profesionales de Apoyo Educativo (NCESP, por sus siglas en inglés) de la National Education Association (EE. UU.), tengo el honor de representar a los Profesionales de Apoyo Educativo (ESP, por sus siglas en inglés) en todo Estados Unidos. Somos guardias de cruce escolar, conductores de autobuses y monitores de autobuses, para educadores, secretarias, custodios, intérpretes y traductores, empleados de cafetería y todo lo demás.
Si bien el trabajo de los ESP no siempre ocupa los titulares o los boletines de noticias, somos el motor de nuestras escuelas públicas. Formamos parte integral de la visión que garantiza que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de calidad. Y somos un nexo fundamental entre los estudiantes de nuestras escuelas y aulas actuales y el futuro que les espera.
Entendemos que nuestra labor es más que un trabajo. Somos organizadores. Somos activistas. Somos grupos de presión. Somos intermediarios. Somos líderes. Y damos todo a nuestras comunidades, a nuestros sindicatos, a nuestras escuelas y a nuestros estudiantes.
Aunque las escuelas permanecen cerradas en todo el país, los ESP seguimos preparando y distribuyendo comidas escolares; limpiando, manteniendo y protegiendo los establecimientos escolares; elaborando y distribuyendo material a los estudiantes; supervisando las necesidades tecnológicas; y efectuando otras labores esenciales durante la pandemia de COVID-19. En mi propio distrito escolar de Austin, Texas, los ESP han desplegado 110 autobuses escolares equipados con WiFi en vecindarios y complejos de apartamentos donde el distrito ha encontrado una gran necesidad de acceso a Internet.
Muchas escuelas y distritos escolares emprenden estrategias creativas para llegar a los estudiantes y a sus familias. Por ejemplo, con respecto a la distribución de alimentos, algunas escuelas ofrecen comidas para llevar en el exterior de los edificios y opciones para pedir desde el automóvil, o entregan las comidas en las paradas del autobús escolar o directamente a los estudiantes. Todas estas posibilidades son esenciales para poder brindar a los estudiantes acceso a comidas nutritivas, pero todas aumentan los riesgos de salud de los educadores y los ESP, así como de los estudiantes y sus familias.
Creemos que cualquier persona que tenga un trabajo que requiera que entre en contacto con el público en este momento debe ser considerado un trabajador de primera línea cuyo trabajo resulta esencial para las comunidades. Y esto incluye a los ESP y a los educadores que se están poniendo a sí mismos y a sus familias en peligro para cubrir las necesidades de los estudiantes. Esta es la razón por la que la NEA solicita que el próximo paquete legislativo sobre el COVID-19 comprenda al menos 56 millones de dólares para equipos de protección personal (EPP) para los profesionales de apoyo educativo y los educadores que están en contacto directo con los estudiantes. Para poder llevar a cabo su trabajo de manera efectiva, es primordial que los ESP dispongan de lo que necesiten tanto en este momento como cuando las escuelas empiecen a abrir sus puertas.
La seguridad y el bienestar de los estudiantes y los docentes cuando regresen a la escuela no pueden verse comprometidos. Las necesidades serán variadas, y comprenderán apoyo psicológico y nutricional, formación para las pérdidas y los traumas relacionados con la crisis del COVID-19. Nos preocupamos principalmente por la seguridad de los estudiantes y la de todos los que trabajen con ellos en las escuelas y en las aulas. Debemos garantizar que las personas que trabajen en nuestras escuelas cuenten con la formación y la orientación adecuadas para atenuar y prevenir la propagación del coronavirus.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.