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La pedagogía debe constituir la base de la tecnología por más que el personal docente se adapte a los cambios rápidos – Informe de la Internacional de la Educación

publicado 29 octubre 2020 actualizado 30 noviembre 2020

La pedagogía deberá constituir la base de la tecnología si la sociedad quiere disfrutar de una educación de calidad para todos en un contexto definido por la COVID-19. Eso es según un nuevo informe de la Internacional de la Educación, A Review of Technology in Teaching and Learning (Un examen de la tecnología en la enseñanza y el aprendizaje).

En el informe de investigación se señala que la incorporación de la tecnología en la educación es un asunto complejo. Aunque permite el acceso a la educación durante los cierres de las escuelas, también genera una nueva situación a la que tanto docentes como estudiantes han de adaptarse y en la que deben desenvolverse.

La Internacional de la Educación encargó esta investigación que elaboró la Dra. Alison Egan, del Instituto Marino de Educación de Dublín, Irlanda. La Dra. Egan dio a conocer las conclusiones en la presentación del informe el pasado 28 de octubre durante la primera sesión en línea de la 15.ª reunión de la Red de Investigación. Más de 80 asistentes de todo el mundo conocieron las recomendaciones del informe en torno a temas de interés como la pedagogía, la formación de docentes y el desarrollo profesional continuo.

El aumento repentino de la tecnología

Aunque el informe se encargó antes del comienzo de la pandemia mundial, en él se abordan cuestiones pertinentes dado el incremento en el uso de la tecnología en la educación por los cierres de las escuelas y universidades en todo el mundo.

De hecho, Egan apunta que el uso de la tecnología en la educación ya no es opcional. Afirmó que las comunidades educativas probablemente hayan alcanzado un “punto de inflexión” en el que la tecnología se ha convertido en una característica principal de cualquier aula.

La digitalización de la educación

El estudio será una fuente de información acerca de los contextos donde el uso de la tecnología ya es intensivo, así como en aquellos otros en los que el uso aún no está generalizado. Como señaló Egan, el significado de la tecnología en la educación difiere en función de las competencias digitales de estudiantes y docentes.

Por otro lado, muchos elementos pedagógicos son imposibles de conseguir, o han de desarrollarse otros nuevos, si la tecnología pretende cobrar mayor importancia en el aula. El profesorado experimentadoen pedagogía e inclusión ahora afronta nuevos retos y obstáculos tecnológicos con la rápida introducción del aprendizaje en línea.

Conforme el uso de las plataformas en línea se vuelve más generalizado en todo el mundo, la equidad en el acceso a la tecnología es un importante aspecto que se presta a mejoras, según el estudio. Egan dijo que los sindicatos de la educación deberían tomar la iniciativa en la concepción de las políticas en materia de digitalización de la educación.

Pedagogía ante todo

El estudio muestra que, después de una primera etapa de hiperconcentración o exageración tecnológicas provocada por la pandemia de COVID-19 y por el cierre de las escuelas, la pregunta para el profesorado es cómo utilizar la tecnología de la manera más eficaz pedagógicamente. En el informe se debate el principio de “pedagogía ante todo” —una visión integral que comprende la tecnología, la pedagogía y el conocimiento de los contenidos por parte del profesorado de una materia dada. Aunque la tecnología constituye la base del resto, en el estudio se indica la manera en que la enseñanza —incluso durante la pandemia de COVID-19— es mucho más que utilizar herramientas tecnológicas.

Normas digitales para docentes y agnosticismo de los dispositivos

No obstante, el estudio también destaca la importancia de la autoeficacia tecnológica del equipo docente. Analiza si el profesorado posee las habilidades necesarias para utilizar la tecnología de la manera más efectiva en las aulas. Cuestiona si el hecho de que una educadora o un educador sepa usar un equipo implica que deba usarlo realmente.

Egan fue un paso más allá y defendió el “agnosticismo de los dispositivos”. Afirmó: “La tecnología es secundaria, y el análisis no debería centrarse en una sola herramienta”. Destacó que el profesorado debería ver la tecnología como una herramienta pedagógica para su propósito de enseñar, especialmente porque, como se indica en la investigación, el alumnado y el profesorado están cansándose cada vez más de las pantallas y de la conexión permanente.

Todo es cuestión de habilidades

El estudio pone de relieve la importancia crucial del desarrollo profesional en tecnología del personal docente. Modelos como TPACK (tecnología, pedagogía y conocimiento de los contenidos) o PEAT, que se centra en la ética, abordan otras habilidades fundamentales que el equipo docente necesita para integrar eficazmente la tecnología en el aula.

¿Qué cabe esperar ahora?

El estudio enfatiza el modo en que, tras seis meses de pandemia, las dificultades en cuanto a tecnología y enseñanza están siendo cada vez más evidentes. No tienen relación necesariamente con la tecnología, sino con las habilidades, competencias y confianza del profesorado en el uso de la misma.

“Nos encontramos en un punto de inflexión”, dijo Egan a las personas que asistieron a la reunión de ResNet. “Ahora no podemos retroceder, sino que tenemos que avanzar con un método pedagógico sólido: lograr una integración tecnológica fluida, pero siempre basada en la pedagogía”.