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Trabajo infantil: cifras alarmantes muestran urgencia en acceso universal a la educación pública de calidad

publicado 11 junio 2021 actualizado 20 junio 2024

A raíz de la pandemia de COVID-19, el número de niños y niñas empujados al trabajo infantil ha llegado a 160 millones, un aumento de 8,4 millones, con 9 millones más en riesgo. Esta alarmante tendencia puede abordarse eficazmente haciendo que la educación pública de calidad sea accesible para todos, una de las principales prioridades en todo el mundo.

El número de niños y niñas víctimas del trabajo infantil asciende a 160 millones en todo el mundo, un aumento de 8,4 millones en los últimos cuatro años, según un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y UNICEF.

El informe destaca que el progreso en la erradicación del trabajo infantil se ha estancado por primera vez en dos décadas. Señala un aumento significativo en el número de niños de 5 a 11 años en trabajo infantil: ahora representan algo más de la mitad de la cifra mundial total. La mayor parte del trabajo infantil se realiza dentro de la unidad familiar.

La pandemia de Covid-19 ha provocado un aumento del trabajo infantil. Nueve millones más de niños y niñas corren el riesgo de ser empujados al trabajo infantil para fines de 2022 debido a la pandemia, según el nuevo informe de la OIT y UNICEF. Un modelo de simulación muestra que esta cifra podría llegar a 46 millones si no tienen acceso a coberturas esenciales de protección social.

El impacto de la pandemia de COVID-19, con el cierre de escuelas y la crisis económica que la acompaña, está siendo sentido por millones de niños que han sido empujados a la fuerza laboral a un ritmo devastador.

Afiliadas a la IE procedentes de trece países (1) están llevando a cabo programas sobre la erradicación del trabajo infantil con el apoyo de la IE y sus socios.

La mayoría de estos proyectos están relacionados con el desarrollo de "zonas libres de trabajo infantil" (ZLTI) en una comunidad o grupo de pueblos. En este tipo de proyectos, todos los componentes de una comunidad escolar cooperan con autoridades locales, líderes de la comunidad y empleadores para erradicar de forma sistemática el trabajo infantil y (re)integrar a los niños y niñas en el sistema educativo reglamentario a tiempo completo.

La implicación de los sindicatos de la educación suele comenzar con la formación del profesorado de la zona en cuestión. Estas formaciones se centran particularmente en volver a escolarizar a las niñas, generalmente el grupo más afectado por el trabajo infantil en algunas zonas concretas. En países como Malí y Togo, los sindicatos de docentes que participan en estos proyectos fomentan la creación o el refuerzo de las asociaciones de madres de alumnas, pues ellas desempeñan un papel crucial en la escolarización de las niñas.

El papel crucial de los sindicatos de la educación

Los sindicatos que participan en estos proyectos han informado de muchos casos de niños y niñas víctimas del trabajo infantil que han vuelto a la escuela gracias a sus proyectos, así como niños y niñas que corrían el riesgo de abandonar la escuela pero que han seguido escolarizados. En 2019-2020 volvieron a las aulas 686 niños (374 niños y 312 niñas) de las ZLTI creadas por las afiliadas de la IE en siete países africanos (2).

En Albania, donde los sindicatos SPASH y FSASH cuentan con una amplia experiencia en la lucha contra el trabajo infantil, se crean grupos de seguimiento compuestos por docentes, padres, madres y estudiantes de las escuelas donde se lleva a cabo el proyecto con el objetivo de seguir de cerca a los niños y niñas con mayor riesgo de abandono escolar y contactar con las familias de aquellos que han dejado la escuela.

Este modelo ha permitido reducir el trabajo infantil incluso en las comunidades más vulnerables, como la comunidad gitana. Además, ha animado al profesorado a implicar más a las autoridades locales. Enriketa Zeno, responsable de la sección de FSASH en el distrito de Berati, compartió su experiencia durante una formación de formadores de docentes organizada por SPASH y FSASH en mayo: "No solo colaboramos con la Dirección Regional de Educación, sino también con el ayuntamiento del municipio, y gracias a ello 15 familias de niños y niñas que habían abandonado la escuela recibieron una ayuda mensual que facilitó su vuelta a las aulas. Este ejemplo puede inspirar a mis colegas de otros distritos".

Reducir los efectos de la pandemia

La pandemia de Covid 19 ha provocado un aumento del trabajo infantil. Nueve millones más de niños corren el riesgo de ser empujados al trabajo infantil para fines de 2022 debido a la pandemia, según el nuevo informe de la OIT y UNICEF. Un modelo de simulación muestra que esta cifra podría llegar a 46 millones si no tienen acceso a coberturas esenciales de protección social.

La pandemia de COVID-19 ha obligado a mantener los establecimientos educativos cerrados durante largos periodos de tiempo y ha provocado un aumento del trabajo infantil.

Durante los cierres, los sindicatos se han mantenido en contacto con el personal docente, los líderes de la comunidad y las autoridades locales y escolares que participan en los proyectos en materia de trabajo infantil, lo cual les ha permitido recopilar información de primera mano.

Entre las observaciones señaladas se incluyen: la pérdida de interés por la educación entre el alumnado debido a la imposibilidad de acceder a materiales educativos en línea; la falta de fondos a disposición de las escuelas para adquirir equipos de protección contra la COVID-19; la dificultad para hacer respetar y mantener las normas de distancia física en los centros educativos y en el camino de ida y vuelta; y el aumento de los embarazos y los matrimonios precoces. Otra observación señalada es la dificultad de encontrar a aquellos estudiantes que han permanecido en el mundo adulto o laboral durante el periodo de cierre, se han acostumbrado a ganar un poco de dinero y han perdido la disciplina escolar que tenían antes de la pandemia.

Cuando los centros educativos vuelven a abrir, suele observarse una disminución del número de estudiantes en comparación con los meses anteriores al cierre.

Las estrategias puestas en marcha en el marco de los proyectos permiten obtener resultados en lo que respecta a la vuelta de los niños y niñas a las aulas poco después de la reanudación de la enseñanza. Es el caso de Malawi. "Antes del cierre, en marzo de 2020, el número de estudiantes matriculados en las 10 escuelas incluidas en nuestro proyecto en la zona de Kabwinja era de 7 809, pero cuando volvieron a abrir en octubre, solo había 4 096 alumnos", explica Pilirani Kamaliza, coordinador del proyecto del sindicato Teachers Union of Malawi (TUM).

"Organizamos una campaña de «Vuelta al cole»: difundimos mensajes a favor de la educación a través de altavoces colocados en vehículos que circularon por toda Kabwinja, colocamos tres grandes vallas publicitarias con mensajes de sensibilización contra el trabajo infantil en lugares estratégicos, y el profesorado y los líderes de los pueblos visitaron a las familias en sus domicilios".

Los sindicatos TUM y The Private School Education Union of Malawi (PSEUM) también celebraron una asamblea en la que participaron las máximas autoridades del distrito, docentes, alumnado y los padres y madres de las escuelas seleccionadas. Se transmitieron mensajes para pedir que todos los niños y niñas volvieran a la escuela. En diciembre de 2020, tres meses después de la reapertura de las 10 escuelas de la zona objetivo, el número de alumnos matriculados era de 8 058, más que antes del cierre por la pandemia.

"Gracias a nuestras acciones de sensibilización, el índice de niños y niñas que han vuelto a la escuela es más elevado en Kabwinja que en las otras zonas del distrito. Además, las escuelas del proyecto también tienen un mejor índice de retención escolar. Ahora, el profesorado está muy atento y reacciona a la primera señal de que un niño o niña puede haber abandonado la escuela", señala Pilirani Kamaliza.

Entre las respuestas más relevantes de los proyectos sindicales en materia de lucha contra el trabajo infantil durante la crisis provocada por la pandemia se incluyen los talleres de formación sobre fabricación de gel desinfectante con materiales locales en Nicaragua, la formación del SNE-FDT en Marruecos para docentes que se sienten perdidos ante las nuevas tecnologías para la enseñanza a distancia, la formación de docentes en Togo sobre las vías de transmisión de la COVID-19, la difusión de anuncios de radio para pedir la vuelta a las aulas, etc. El sindicato ugandés UNATU ha empezado a organizar sesiones de apoyo psicológico para el profesorado que se enfrenta a un gran número de casos de embarazo y matrimonio precoz entre sus estudiantes.

Las lecciones aprendidas por los sindicatos que participan en estos proyectos demuestran que es posible reducir los efectos devastadores del cierre de los centros educativos en el aumento del abandono escolar y el trabajo infantil. Estas lecciones deben hacer recapacitar a los gobiernos sobre su obligación de garantizar el acceso a una educación de calidad para todos y todas financiada con fondos públicos.

Para más información sobre el trabajo de la IE, consulte el estudio: Los proyectos de la IE y la AOb relacionados con el trabajo infantil: Buenas prácticas transnacionales

(1) Proyectos de lucha contra el trabajo infantil que actualmente cuentan con el apoyo de la IE y sus socios (AOb, Mondiaal FNV, GEW Fair Childhood Foundation, Stop Child Labour coalition) en 13 países: Albania, Burkina Faso, Burundi, Costa de Marfil, India, Malawi, Malí, Marruecos, Nicaragua, Senegal, Togo, Uganda y Zimbabue.

(2) Burkina Faso, Malawi, Malí, Marruecos, Togo, Uganda y Zimbabue.