La Declaración de Rabat subraya la necesidad de normas internacionales para poner fin al uso de las religiones con fines políticos
Los participantes en la Conferencia Mundial de Rabat celebrada en la capital de Marruecos del 11 al 12 de mayo adoptaron la Declaración reafirmando la necesidad de coordinar los esfuerzos a fin de desarrollar un consenso mundial sobre el establecimiento de normas internacionales para eliminar el uso de la religión en la violación de los derechos humanos. Pidieron a la comunidad internacional y a todos los Gobiernos que apoyen la propuesta de un tratado destinado a prohibir el uso de las religiones con fines políticos a través de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Celebrada bajo el título “Normas internacionales para prohibir el uso de las religiones con fines políticos - Protección integral de los derechos humanos contra todas las formas de extremismo”, asistieron a la conferencia destacados legisladores, funcionarios, diplomáticos, dignatarios religiosos y líderes de la sociedad civil de todo el mundo. La declaración de Rabat fue adoptada por unanimidad por los delegados y delegadas en la que subrayaron su compromiso de reconocer y defender los valores de la fe y la religión. Al mismo tiempo, su intención es evitar que los intereses políticos y económicos más feroces manipulen las enseñanzas religiosas para que sirvan agendas nocivas.
El evento tuvo como objetivo reflexionar sobre las formas de impulsar la iniciativa lanzada por la ONG BPUR, la cual pide establecer normas internacionales para poner fin a todo uso de las religiones con fines políticos y promulgar un tratado internacional a este respecto, basado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y las cartas y tratados internacionales correspondientes, tales como el Plan de Acción de Rabat sobre la prohibición de incitación a la discriminación, la hostilidad y la violencia.
El creciente recurso a la utilización de las religiones con fines políticos da lugar a graves violaciones de los derechos humanos
Reafirmando que el respeto de los principios de los derechos humanos y los valores democráticos han sido y siguen siendo el factor fundamental para la moderación, la igualdad y la coexistencia, se adoptó la Declaración de Rabat y la “profunda preocupación de los participantes, a la luz de las crisis económicas, sociales y ambientales que el mundo está presenciando, por el recurso cada vez mayor de los Estados y las organizaciones a la utilización de las religiones con fines políticos que da lugar a graves violaciones de los derechos humanos”.
Los participantes también reiteraron lo siguiente: “en nuestra capacidad personal y parlamentaria, nuestra capacidad como representantes de instituciones religiosas y políticas y organizaciones cívicas de todo el mundo, nuestro apoyo a la iniciativa mundial de promulgar un tratado internacional para prohibir el uso de las religiones con fines políticos”.
Continuaron reconociendo que “la ausencia de normas internacionales claras permite que intereses políticos y económicos feroces manipulen las enseñanzas religiosas para servir agendas nocivas”.
Agregaron que “ahora es el momento adecuado para adoptar normas internacionales que prohíban todas las formas de discriminación, exclusión religiosa y todos los usos de la religión con fines políticos que socavan la igualdad y la libertad de creencia y de culto”.
Todos los Gobiernos deben participar en los esfuerzos para el fortalecimiento del proyecto de tratado y promoverlo
Alentando a los Gobiernos a participar en el proyecto de tratado y respaldarlo, la Declaración recomienda lo siguiente:
- Formar un secretariado permanente para llevar a cabo esfuerzos intensivos de promoción en varios países a fin de impulsar el proceso legal y procesal que conduzca a la adopción del tratado a nivel internacional; y presentar un informe periódico a todos los participantes sobre su labor.
- Establecer un monitor mundial, después de la adopción del tratado, para exponer todas las violaciones que hacen uso de las religiones para violar los derechos humanos, proporcionando datos verificados para facultar a los Gobiernos, organizaciones y personas para ejercer presión política sobre aquellos que continúan cometiendo tales violaciones, y proponemos establecer su sede en Marruecos.
- Tratar de adquirir la condición de observador/a en las Naciones Unidas y otras organizaciones regionales para intensificar los esfuerzos encaminados a impulsar la iniciativa.
Todas las organizaciones miembros de la Internacional de la Educación en Marruecos, es decir, la Fédération Autonome de l'Enseignement (FAE), el Syndicat National de l'Enseignement - Confédération Démocratique du Travail (SNE-CDT), el Syndicat National de l'Enseignement - Fédération Démocratique du Travail (SNE-FDT) y el Syndicat National de l'Enseignement Supérieur (SNESUP) también han declarado su firme apoyo a la Declaración.
La Declaración también tiene particular relevancia en el caso del trabajo de la Internacional de la Educación en Afganistán, donde el régimen talibán aduce motivos religiosos para prohibir que las niñas reciban educación y restringir severamente sus derechos en toda la sociedad afgana, incluso tomando como blanco las escuelas e instituciones educativas para obstaculizar la educación de las niñas.
Resolución de la Internacional de la Educación sobre el lugar de lo religioso en la escuela
La Declaración de Rabat se hace eco de la Resolución de la Internacional de la Educación sobre el lugar de lo religioso en la escuela, en la que se pide a la Internacional de la Educación lo que sigue:
- Reafirme que la educación pública tiene que continuar siendo un lugar de educación, de transmisión del saber así como de formación y ejercicio del espíritu crítico;
- Se pronuncie por una enseñanza de la historia de las religiones, indispensable para la cultura, el diálogo intercultural y la formación del ciudadano/a;
- Apoye a sus sindicatos afiliados en su lucha contra la influencia creciente del papel de las religiones en la escuela, la cual se expresa mediante la instauración de cursos de religión, la subordinación de los contenidos o la existencia misma de disciplinas escolares bajo los dogmas religiosos, la discriminación respecto a comportamientos no conformes con sus normas;
- Reconozca el papel de los sindicatos en el diálogo intercultural como vectores de reconocimiento de la diversidad cultural y como portadores de valores universales fundamentados en el respeto de la persona humana quienquiera que sea.