Afganistán: Solidaridad internacional para hacer frente a las violaciones de los derechos humanos y el derecho a la educación
En un seminario web sobre Protección del derecho a la educación de las niñas en Afganistán organizado por el Congreso de Sindicatos de Irlanda y Unite the Union se reafirmó la solidaridad internacional. Los y las participantes hicieron balance sobre la situación de la educación y el sindicalismo en el país.
Presionar a los talibanes en el poder
Heather Barr, codirectora de la división de Derechos de la Mujer de Human Rights Watch , declaró que más allá de la educación y los ataques contra la educación de las niñas, “existe un contexto mucho más amplio de violaciones de los derechos humanos”, como las ejecuciones extrajudiciales.
Condenó las “fantasías” que implican las promesas de los talibanes, sobre todo cuando han manifestado que los hombres y las mujeres son iguales a pesar de demostrar lo contrario con sus actos. Recordó a los y las participantes los despidos de mujeres periodistas y el hecho de que las descarten en la mayoría de los trabajos en el sector educativo y en otros.
Aunque los talibanes habían prometido que los centros escolares reabrirían sus puertas el 23 de marzo, las niñas tienen prohibido el acceso a la educación secundaria y los centros de este nivel permanecen cerrados.
Por otra parte, señaló que, a pesar de los desafíos existentes, en muchas provincias afganas se está presionando a los dirigentes talibanes para que permitan la vuelta a las aulas de las niñas.
“Los talibanes buscan el reconocimiento en los foros internacionales, así como el fin de las sanciones económicas y las prohibiciones para viajar. Además, quieren conseguir ayuda humanitaria que no esté supeditada a sus acciones. Debemos ejercer presión en estos aspectos”, destacó.
Su presentación se compartió durante un seminario web moderado por Moira Leydon, secretaria general adjunta para educación e investigación de la ASTI ( Association of Secondary Teachers in Ireland), una organización miembro de la Internacional de la Educación.
Colaborar con los sindicatos educativos para garantizar una educación pública de calidad
La Internacional de la Educación se ha mantenido muy activa desde que los talibanes recuperaron el poder, colaborando con la evacuación de líderes sindicales en riesgo, ayudando a sus organismos afiliados sobre el terreno, y fomentando el respeto de los derechos de las niñas y mujeres y los derechos laborales en el país, explicó Samidha Gard, asesora de la Internacional de la Educación. Además, está estableciendo un Observatorio de los Derechos Docentes en Afganistán.
“La consulta a los sindicatos educativos es esporádica, pero forman parte de la solución”, señaló Garg, que incidió en el mensaje inequívoco de la Internacional de la Educación: “Necesitamos una colaboración significativa con los sindicatos de docentes para garantizar una educación pública de calidad en Afganistán, sobre todo para las niñas. Por otra parte, nos hace falta un mecanismo internacional sostenible para el pago de los salarios de docentes en situaciones de crisis”.
Alcanzar el consenso internacional para resolver los problemas de la educación y los sindicatos de docentes
Intervino también Fahima Salehi, antigua líder provincial del National Teachers’ Elected Council, una asociación afiliada a la Internacional de la Educación, y ahora exiliada en Pakistán. Esta activista por la educación y los derechos humanos que lucha para defender los derechos educativos de las mujeres trabajó como profesora de inglés en un centro de educación secundaria femenino.
Dado que los talibanes no están comprometidos con los principios de los derechos humanos, sobre todo en lo que respecta a los derechos de las mujeres, ni con la restauración de los derechos humanos y educativos, especialmente, en cuanto a la educación de las niñas, Saheli pidió consenso internacional en estos aspectos:
- Coordinación entre instituciones civiles que luchan por los derechos humanos;
- Celebración de conferencias internacionales para aprobar resoluciones de Naciones Unidas;
- Presión a los gobiernos para que colaboren con Naciones Unidas con el fin de poner en práctica resoluciones;
- Traslado del foco de la comunidad internacional hacia proyectos centrados en las niñas.
Además, fue firme al declarar que “si los talibanes no están satisfechos y no cambian, las sanciones económicas en su contra deberían incrementarse, y no tendría que reconocerse su gobierno. Son un grupo extremista que siempre ha sido contrario a los derechos humanos y al derecho a la educación de las niñas. Si las instituciones internacionales no los presionan, esta situación será peor y más catastrófica de lo que es hoy en día”.