Hungría: el movimiento de la sociedad civil exige cambios en el sistema educativo
La Internacional de la Educación se solidariza plenamente con sus organizaciones miembros húngaras que llevan a cabo una huelga de larga duración con un fuerte apoyo público para exigir a las autoridades que atiendan sus solicitudes constantes de mejora de las condiciones de trabajo y de vida del personal educativo.
La huelga de docentes ha recibido un gran apoyo público
Al menos 30 distritos escolares participaron en la tercera huelga de docentes en otoño a nivel nacional, organizada el 23 de octubre. Estudiantes y docentes formaron una cadena humana de más de 10 kilómetros para exigir cambios en el sistema educativo. La protesta estuvo marcada por muchas consignas, como “Un país libre, una educación libre” y “No hay futuro sin docentes”. Los conductores se sumaron a la protesta en las calles tocando el claxon en respuesta a la consigna “Quien toca el claxon está con nosotros”.
En las últimas huelgas, en particular, se ha registrado un aumento del número de estudiantes y padres que se han sumado al personal docente. El apoyo aumentó después de la aprobación de una ley en marzo que amenaza al personal docente que utilice a sus propios estudiantes. Haciendo referencia a la asistencia escolar obligatoria, la ley sostiene que si el personal docente va a la huelga pone en peligro el derecho de aprendizaje del alumnado. En respuesta a ello, el alumnado dejó claro que el sistema educativo actual y la falta de apoyo les perjudican tanto como a sus profesores.
Exigencias sindicales
Las dos organizaciones miembros húngaras de la Internacional de la Educación (IE) que participaron en la protesta, el Sindicato Democrático de Docentes de Hungría (PDSZ, por sus siglas en húngaro) y el Sindicato de Docentes de Hungría (SEH), presentaron al Gobierno varias exigencias, a saber:
- El salario garantizado de aquellos clasificados según el sistema de promoción de docentes (que incluye a docentes en todos los niveles) debería incrementarse en un 45% adicional además del 10% recomendado por el Gobierno.
- El salario garantizado del personal no docente que forma parte del sector de la educación a partir del 1 de septiembre de 2021 debería experimentar los siguientes aumentos: categoría A1 a salario mínimo, categoría B1 a salario mínimo garantizado, categoría F1 al 130% del salario mínimo garantizado.
- Las horas de trabajo fijas del personal docente, limitadas a actividades estrictamente educativas, deberían ascender a 22 horas semanales como máximo.
- Los docentes auxiliares y de apoyo deberían estar disponibles para realizar tareas de cuidado infantil solos durante 35 horas a la semana como máximo.
Campaña “Yo enseñaría”
Tras ponerse en contacto con el PDSZ, la IE comprendió claramente qué significa el lema de su campaña, “Yo enseñaría”.
“Aunque se trata de una frase incompleta en condicional, el lema tiene varios mensajes”, explicó Anna Emese Kerti, de PDSZ. “En primer lugar, hace hincapié en el carácter condicional: nos gustaría que fuera una realidad, nos gustaría enseñar, pero no es nuestra realidad actualmente: no podemos enseñar de la forma que nos gustaría o no podemos enseñar en absoluto”.
Para ella, el lema incompleto, que normalmente continuaría con “si”, permite imaginar todas las condiciones satisfechas si se atienden las exigencias de los sindicatos, como “Yo enseñaría, si se me respeta como docente” o “Yo enseñaría, si recibiera un salario aceptable”.
Una lucha sindical constante
Los sindicatos de la educación llevan más de un año luchando por alcanzar un acuerdo respecto de estos temas.
Denuncian el hecho de que, a cambio, el Gobierno (que es el empleador indirecto del personal docente) ha privado al profesorado de su derecho a la huelga, ya que les exige impartir el 70% de sus clases mientras hacen huelga y el 100% de las clases durante el último año, lo que ya dio lugar a una ola de desobediencia civil el año anterior.
También destacaron que en las últimas semanas muchos docentes que participaban en el movimiento de desobediencia civil han recibido cartas en las que se les amenaza con ser despedidos. Esta amenaza se considera real, ya que cinco docentes de una de las escuelas más prestigiosas de Budapest ya han sido despedidos. Los padres empezaron a sumarse a las protestas para apoyar a los docentes despedidos en Budapest, ya que comprendieron claramente que nadie apoyará al personal docente ni podrá defenderlo si los padres no lo hacen.
Los sindicatos hacen todo lo posible por lograr que se paguen de forma retrospectiva los salarios perdidos por los docentes que participaron en la huelga o el movimiento de desobediencia civil, al tiempo que han convocado otra protesta el 18 de noviembre.