Informe PISA: Las inversiones en personal docente y en el sistema educativo ayudaron a mitigar el impacto del Covid
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Con un año de retraso a causa del covid, la OCDE vuelve a publicar el informe PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Estudiantes), centrando su atención en el impacto de la pandemia en las instituciones educativas. Esta última edición del PISA, utilizado por los gobiernos como referencia para evaluar sus sistemas educativos, es la más exhaustiva hasta la fecha, con la participación de 81 países, la mayoría no pertenecientes a la OCDE.
Los hallazgos son impactantes. Los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, un grupo compuesto mayoritariamente por naciones de ingresos altos con sistemas económicos de mercado), son los que han registrado un mayor descenso en competencias de matemáticas y lectura desde que empezó a publicarse el PISA hace 20 años.
En cambio, el PISA revela que algunos países de renta baja a media, como Filipinas, la República Dominicana y Camboya, han mejorado sus resultados en los últimos cuatro años. Sólo un puñado de países, como Singapur, Japón, Corea, Italia y Taipei, no han disminuido su rendimiento.
La Internacional de la Educación (IE) se toma en serio los resultados del PISA y subraya las conclusiones que respaldan la justicia educativa, al tiempo que se reserva el derecho a criticar la interpretación de los datos por parte de la OCDE. La base de la investigación del PISA, la prueba de evaluación de la calidad educativa más relevante del mundo, pone el foco en el grado de equidad, que evalúa la capacidad de los sistemas educativos para educar con éxito al conjunto de sus estudiantes.
La IE coincide con la conclusión de la OCDE de que "la caída sin precedentes en matemáticas y lectura apunta al impacto que tuvo el covid en la mayoría de los países". Es evidente que la pandemia afectó severamente a aquellos países que no invirtieron el tiempo y los recursos necesarios para hacer resilientes sus sistemas educativos y garantizar que sus docentes recibieran el apoyo y las herramientas necesarias para desempeñar su labor.
Aunque la OCDE subraya que existen otras razones a largo plazo detrás del declive en algunos países, para la IE resulta evidente que el factor central es el covid. De hecho, tanto la IE como la propia OCDE han resaltado la importancia que revisten los adecuados paquetes de recuperación educativa a largo plazo para la recuperación postpandemia de los sistemas educativos; paquetes de recuperación que, según la propia investigación de la IE, nunca se materializaron en muchos países.
La atención que presta el PISA a las diez acciones necesarias para mejorar la resiliencia del sistema educativo es bien recibida. Resulta impactante leer que sólo cuatro sistemas educativos han demostrado resiliencia en las tres áreas de aprendizaje, en grado de equidad y en bienestar, y que ningún país obtiene buenos resultados en todos los aspectos del bienestar estudiantil.
Hay otros datos relevantes, como que cerca del 10% de los estudiantes en los países de la OCDE sufra inseguridad alimentaria, la prevalencia de la ansiedad, la soledad y la depresión entre los estudiantes durante los confinamientos y el descenso del interés del alumnado por trabajar en el sector de la salud en los Estados con altos niveles de muertes por covid. Los problemas de salud mental persisten entre muchos estudiantes después de la pandemia, así como una crisis del coste de la vida que afecta al alumnado de muchos países.
De manera crucial, el PISA revela que el personal de dirección escolar señala que el principal obstáculo para el desempeño estudiantil es la falta de docentes cualificados, lo que corrobora los resultados iniciales del último informe de la IE sobre “La situación del personal y la profesión docente en el mundo”.
Por lo tanto, acogemos con especial satisfacción el énfasis en las acciones propuestas para paliar la necesidad de contar con suficientes docentes altamente cualificados en las escuelas, y la importancia de establecer escuelas como centros de interacción social. También aplaudimos el énfasis que pone la OCDE en la necesidad de brindar apoyo adicional al alumnado con dificultades, promover el bienestar estudiantil y eliminar la selección temprana de estudiantes. Además, los docentes acogerán con satisfacción la importancia que el PISA otorga a que el profesorado controle el uso en las escuelas de los teléfonos inteligentes por parte de los estudiantes, incluso la posibilidad de prohibirlos si pueden perturbar el aprendizaje.
Sin embargo, la IE y la OCDE no están de acuerdo sobre la financiación escolar. La IE no puede estar de acuerdo con la afirmación de la OCDE de que a partir de 74.000 dólares por alumno no existe prácticamente ninguna relación entre la inversión adicional y el rendimiento de los estudiantes.
Por supuesto, el mensaje principal debe ser que los países que conceden a la educación la máxima prioridad política y gastan con sensatez sus fondos tienen más probabilidades de contar con sistemas educativos excelentes. Pero eso no significa que los recursos adicionales específicos no sean vitales. Lo fueron en el caso de la pandemia. De hecho, el propio Panorama de la Educación 2023 de la OCDE señala que, mientras que el gasto en educación sólo creció en línea con la tendencia de los años anteriores al covid, "otros gastos públicos aumentaron rápidamente para hacer frente a las consecuencias de la epidemia". Se trata de un dato que, de hecho, subraya la importancia de que los países adopten paquetes de recuperación educativa postcovid a largo plazo, que aborden los efectos de la pandemia en el aprendizaje y el bienestar del alumnado.
Lamentablemente, en el informe PISA faltan las voces de los docentes. Durante la pandemia de COVID-19, los profesores y profesoras se encontraron a menudo sin apoyo externo. Tendremos que esperar aún dos años hasta la OCDE publique su Estudio Internacional sobre Docencia y Aprendizaje (TALIS) para conocer las opiniones del profesorado sobre cómo podrían haber recibido un mejor apoyo durante la pandemia y qué repercusiones tuvo en su bienestar.
De hecho, como la propia OCDE reconoce en un documento conjunto con la IE sobre la recuperación postcovid, el personal docente trabajó heroicamente durante la pandemia e inició una serie de micro innovaciones que apoyaron a sus estudiantes. De hecho, como dijo la OCDE en el lanzamiento del informe PISA, los docentes están en primera línea. Esto es algo que la OCDE debe subrayar de manera constante.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.