Las escuelas seguras y atractivas en el centro de la lucha de los sindicatos de docentes para erradicar el trabajo infantil
Los proyectos de lucha contra el trabajo infantil llevados a cabo por las afiliadas de la IE en 15 países (1) han permitido a más de 8 000 antiguos niños y niñas trabajadores volver a la escuela en los últimos nueve años. Las campañas de sensibilización, las visitas del profesorado y las autoridades locales a los padres y madres, así como la adopción de normativas locales que prohíban el trabajo infantil son algunas de las claves para el desarrollo de zonas libres de trabajo infantil.
La Internacional de la Educación cree que las comunidades escolares constituyen el mejor entorno para la infancia. Como demuestran los proyectos puestos en marcha por nuestras afiliadas en todo el mundo, una escuela pública de calidad, con docentes respaldados/as y capacitados/as, y un enfoque centrado en el alumnado es la clave para abordar el trabajo con la infancia. La IE sigue pidiendo a los gobiernos que apoyen a los/as docentes y a sus sindicatos en su defensa de los derechos de la infancia, invirtiendo en la educación pública.
Sin embargo, conseguir que los niños y las niñas que trabajan vuelvan a las aulas es solo un paso en la lucha por erradicar el trabajo infantil. Una vez en la escuela, el niño o la niña debe permanecer en ella. Necesitamos escuelas seguras y atractivas para evitar más abandonos. Por eso, todos los sindicatos que participan en estos proyectos están reforzando el diálogo social a escala local y nacional con vistas a mejorar las condiciones de la educación.
Por ejemplo, en Malawi, entre 2021 y 2023 se retiraron del trabajo infantil a 1971 niños y niñas, que se incorporaron a 15 escuelas de Chigudu (distrito de Dowa), donde los sindicatos TUM y PSEUM están llevando a cabo un proyecto de zona libre de trabajo infantil. Además de sensibilizar sobre los riesgos asociados al trabajo infantil, los sindicatos han formado a los comités de gestión de las escuelas de Chigudu en técnicas de cabildeo y movilización de recursos. Gracias a ello, han conseguido que el Ministerio de Educación contrate 53 profesores y profesoras nuevos en la zona del proyecto para paliar la escasez de docentes. Estos comités también han movilizado fondos a nivel local para renovar las aulas, construir aseos y viviendas para el profesorado.
En Matanda, una aldea remota, el proyecto sindical ha contado con el apoyo de los jefes locales y ha permitido que 242 antiguos niños y niñas trabajadores volvieran a la escuela en un año, pero la escuela solo tenía dos maestros porque la localidad carecía de pozos de agua potable. El profesorado que fue a Matanda solo permaneció unos días para después volver a la ciudad. Como resultado, más de la mitad de los niños y las niñas que volvieron a la escuela abandonaron los estudios muy poco después. Las acciones de presión llevadas a cabo por el sindicato ante las autoridades dieron lugar a la construcción de un pozo, y gracias a ello el profesorado y el alumnado que habían abandonado las aulas pudieron volver de nuevo.
Los sindicatos imparten formación para mejorar los métodos pedagógicos
Los sindicatos de la IE que participan en los proyectos de lucha contra el trabajo infantil también forman a sus membresías en una pedagogía centrada en el niño y técnicas de aprendizaje activo. Colaboran con grupos de expertos de los Ministerios de Educación para que se abandonen los métodos de aprendizaje memorístico y el recurso a los castigos corporales en favor de una pedagogía del desarrollo infantil que fomente la participación y el uso de métodos disciplinarios positivos.
"En nuestra escuela, ahora utilizamos la enseñanza basada en el error, que conocíamos muy poco antes de la formación sindical", explica Abdelihahe Eloudrighi, un profesor formado por el sindicato marroquí SNE-FDT en la provincia de Taounate. "Antes, si un alumno cometía un error, se le castigaba, lo que hacía que los niños tuvieran miedo a hablar. Ahora ayudamos a los niños y las niñas a aceptar sus errores y a corregirlos. También tenemos más en cuenta su edad y su nivel social. Estamos observando un gran cambio: van perdiendo la timidez y tanto los chicos como las chicas se sienten cómodos expresándose en la escuela. Además, también estamos observando un descenso del absentismo: saben que no los vamos a castigar si no hacen los deberes porque tenemos en cuenta su situación familiar, por ejemplo, mientras que antes no se habrían atrevido a venir, y sabemos que cuando se ausentan mucho al final terminan abandonando los estudios y poniéndose a trabajar".
Actividades artísticas y deportivas para atraer al alumnado
En Malawi y Uganda, las afiliadas a la IE que participan en los distintos proyectos están formando al profesorado en el programa SCREAM de la OIT, que incluye una serie de módulos pedagógicos diseñados para promover el respeto de los derechos de la infancia. Pilirani Kamaliza, coordinador de proyectos de las afiliadas TUM y PSEUM considera que: "Los niños y las niñas aprenden cuáles son sus derechos y cómo el trabajo infantil los pone en peligro. Es una forma de responsabilizarlos para que no abandonen los estudios. Algunos combinan la escuela y el trabajo, y comparten lo que aprenden en SCREAM con los niños y las niñas que trabajan a tiempo completo, lo que puede convencer a estos últimos para que vuelvan a la escuela. SCREAM también es una metodología interactiva que utiliza la música, los juegos y el dibujo para enseñar sobre los derechos de la infancia. Estas actividades hacen más atractivo el entorno escolar y contribuyen a retener al alumnado".
Las actividades artísticas también ocupan un lugar central en las actividades llevadas a cabo por los clubes contra el trabajo infantil creados en la mayoría de las escuelas que participan en los proyectos de las afiliadas de la IE. El alumnado de estos clubes está supervisado por un profesor o profesora y organizan obras de teatro en la calle, canciones y poemas para concienciar sobre los derechos de la infancia y la importancia de la educación. Al igual que el proyecto SCREAM, estas actividades artísticas hacen que la escuela resulte más atractiva para los niños y las niñas, especialmente para los antiguos niños y niñas trabajadores. "Desde 2021, hemos conseguido que 63 niños y niñas trabajadores vuelvan a nuestra escuela (32 chicos y 31 chicas)", explica James Siyamachira, director de la escuela de primaria Gatu, en Zimbabue (distrito de Muzarabani). "Nosotros les ofrecemos la posibilidad de participar en actividades del club para ayudarlos a reintegrarse y fomentar su interés por la escuela".
En el mismo distrito de Muzarabani donde se trabaja con el proyecto sindical de ZIMTA y PTUZ, las actividades deportivas que se organizan gracias al proyecto también han atraído a un gran número de niños y niñas a las aulas. "Gracias al proyecto hemos podido comprar balones de fútbol, voleibol y balonred", explica Edmore Namutena, director de la escuela de primaria Clearmorning. "Esta es una de las razones por las que 117 niños (64 chicos, 53 chicas) han vuelto a nuestra escuela en lugar de trabajar durante el día. Uno de ellos es tan bueno jugando al fútbol que un instituto de secundaria privado del distrito se fijó en él y le ofreció una beca para continuar sus estudios cuando acabe la primaria".
La lucha por los certificados de nacimiento
Algunos estudiantes abandonan los estudios porque no tienen certificado de nacimiento y no pueden presentarse a los exámenes para obtener un diploma. Este suele ser el caso de los niños y las niñas que asisten a primaria: para que puedan ir a clase, las direcciones escolares aceptan que se matriculen y les permiten pasar de curso, pero no pueden presentarse al examen para obtener el certificado de educación primaria si no disponen de un certificado de nacimiento. Los proyectos de las afiliadas a la IE pretenden subsanar estas deficiencias. En Senegal, por ejemplo, en la comuna de Bambilor, en el marco del proyecto llevado a cabo por varios sindicatos afiliados a la IE, se ha creado una Asociación de Madres de Estudiantes (AME) muy activa que colabora con el profesorado de las escuelas para identificar a todos los niños y niñas sin certificado de nacimiento.
"Desde 2022, las integrantes de la asociación AME han convencido a los padres y madres de 430 niños y niñas para que realicen los trámites administrativos necesarios para obtener el certificado de nacimiento que les falta", señala El Hadji Mbengue, coordinador del proyecto. "Acompañan a los padres y madres a los juzgados itinerantes, donde un juez del tribunal expide estos certificados. Así, estos niños y niñas tienen la oportunidad de presentarse a los exámenes para finalizar los estudios de primaria y continuar en secundaria, en lugar de abandonar y ponerse a trabajar". Desde el curso escolar 2023-2024, los sindicatos senegaleses afiliados a la IE también han obtenido el apoyo de los imanes de Bambilor en su defensa de la educación, incluida la necesidad de inscribir en el registro a todos los niños y niñas al nacer.
Ayudar a las familias más pobres
Para las familias más pobres, los gastos de matriculación son un obstáculo importante para mantener a sus hijos e hijas en la escuela. En Zimbabue y la India, cientos de niños y niñas han podido matricularse en la escuela desde 2021 en las zonas donde están en marcha los proyectos de las afiliadas de la IE porque las formaciones sindicales han insistido en los programas de ayuda del gobierno para los niños y niñas más desfavorecidos: el pago de los gastos de matriculación en Zimbabue a través del BEAM ( Basic Education Assistance Module), el suministro de uniformes y material escolar en la India (con, también en la India, otros tipos de ayuda para las niñas en determinados estados). Estos programas no suelen ser conocidos entre la población local, pero con el apoyo del personal docente y los líderes comunitarios formados gracias a los proyectos sindicales, cientos de niños y niñas se han beneficiado de ellos.
La Internacional de la Educación aboga por una educación gratuita, de calidad y accesible para todos, financiada por los Estados, y considera que las tasas escolares no deben interferir en el derecho a la educación.
Chiedza, de 14 años, ha podido volver a su escuela de Arambira (Zimbabue): "Dejé los estudios en 2021 por los gastos de matriculación. Vivía con mi madre y mi padrastro, pero a mi padrastro no le importaba mi educación. Mi madre me envió a trabajar de criada a 15 km de mi pueblo. El trabajo era duro: lavaba la ropa de tres niños y dos adultos y limpiaba la casa desde las cuatro de la mañana hasta las nueve de la noche, seis días a la semana. Me pagaban 50 dólares al mes y el dinero se lo enviaban a mi madre. Cuando empezó el proyecto del sindicato, alguien que conocía las formaciones habló con mi madre. Le dijo que yo podría volver a la escuela y le aconsejó hablar con el director en su nombre. También le dijeron que se pusiera en contacto con el representante local del BEAM. Así es como me volvieron a admitir en la escuela que dejé en 2021. Me alegré mucho de volver: durante tres años había visto ir a los demás niños, pero a mí no me dejaban ir, tenía que trabajar".
En Zimbabue, las escuelas que forman parte de los proyectos de lucha contra el trabajo infantil de los sindicatos ZIMTA y PTUZ también han recibido una pequeña ayuda que les ha permitido desarrollar una actividad para generar ingresos: la cría de pollos, cerdos, etc. Estas actividades están gestionadas conjuntamente por el profesorado, el alumnado y los miembros de los comités de gestión escolar. Los pequeños beneficios que se obtienen se destinan a evitar que los niños y las niñas más desfavorecidos abandonen la escuela (se compran uniformes, cuadernos, libros) o a reforzar los comedores escolares. La posibilidad de recibir una comida en la escuela es un gran atractivo para los niños y niñas de las familias más vulnerables, especialmente desde que una sequía agravó la desnutrición en Zimbabue en 2024. Los proyectos de los sindicatos de docentes que cuentan con el apoyo de la IE en Togo, Malawi y Uganda también han contribuido a mejorar los comedores escolares.
Especial atención a las niñas
Los sindicatos están incorporando una serie de acciones a sus proyectos para garantizar que las escuelas puedan acoger bien a las niñas, ya que ellas tienen más probabilidades de abandonar los estudios. Por ejemplo, en Uganda, el UNATU ha formado al profesorado en igualdad de género en la educación prestando una atención especial a la seguridad en los centros educativos y la violencia de género en el entorno escolar. Además, también hace hincapié en el vocabulario y los estereotipos que pueden socavar la igualdad de género y en la gestión de la higiene durante la menstruación. "La mayoría de las familias de las regiones donde llevamos a cabo nuestros proyectos de lucha contra el trabajo infantil no pueden permitirse comprar compresas", explica Gowan Kalamagi, coordinador de los proyectos de lucha contra el trabajo infantil del UNTAU. "Cuando tienen la regla, las niñas se avergüenzan y prefieren quedarse en casa. Cuanto más se ausentan, más difícil es mantener su interés por seguir en la escuela y venir a clase, y al final corren el riesgo de abandonar los estudios. El UNATU forma al profesorado para que cosan compresas con sus estudiantes utilizando materias primas fácilmente disponibles".
Por otro lado, los sindicatos siguen presionando para que haya aseos separados para las niñas y para que cada escuela cuente al menos con una profesora que pueda actuar como persona de confianza para las niñas. En Uganda y Mali, el profesorado y los líderes comunitarios que participan en los proyectos sindicales han organizado a los niños y las niñas en grupos para que ya no hagan solos el trayecto a la escuela, ya que para las niñas puede ser peligroso hacer el recorrido solas.
Reintegrar a los niños y las niñas tras una larga ausencia
La vuelta a la escuela de los niños y niñas que han trabajado y vivido en el mundo adulto durante años suele plantear dificultades para el profesorado. Algunos son demasiado mayores para el nivel de educación al que tienen acceso y corren el riesgo de desanimarse (por ejemplo, un niño de 13 años que dejó la escuela en segundo curso y ahora se encuentra en una clase con niños de 7 u 8 años).
Otros han entrado en contacto con el mundo laboral de los adultos y han adoptado un comportamiento o un lenguaje que no encaja con el entorno escolar. La mayoría de los proyectos sindicales prevén un periodo de adaptación para estos niños y niñas, por ejemplo, en forma de cursos de repaso. En Zimbabue, el sindicato PTUZ ha creado una formación para el profesorado que desea especializarse en la orientación a antiguos niños y niñas trabajadores. Hillary Yuba, coordinadora del proyecto PTUZ, explica que: "Este profesorado está en condiciones de evaluar al antiguo niño o niña trabajador en su conjunto, es decir, su desarrollo cognitivo, social y emocional. De esta manera, pueden prestar una atención individualizada a las necesidades específicas de cada uno de ellos. Cuando los niños y las niñas vuelven a la escuela se sienten queridos, están más abiertos al entorno escolar y quieren quedarse".
- Los 15 países en los que las afiliadas de la IE participan o han participado en proyectos de lucha contra el trabajo infantil son Albania, Burkina Faso, Burundi, Costa de Marfil, India, Malawi, Malí, Marruecos, Nicaragua, Senegal, Tanzania, Togo, Turquía, Uganda y Zimbabue. Los principales socios de estos proyectos son AOb, Mondiaal FNV, Hivos y la Coalición Stop Child Labour (Países Bajos), y la fundación Fair Childhood del GEW (Alemania), entre otros.