Los conocimientos científicos son un bien público mundial. La investigación pública solo puede contribuir a la construcción de un futuro mejor para la humanidad y desarrollarse en beneficio de sociedades humanas si las libertades académicas son garantizadas por instituciones financiadas con fondos públicos.
Para que la investigación sea libre, es necesario garantizar la libertad de iniciativa y la implementación de programas de investigación, así como la independencia del personal de investigación y los docentes-investigadores/as (fijos o interinos), que deben estar protegidos de presiones de todo tipo. En este sentido, y para asegurarles una independencia real, hay que garantizar, en la medida de lo posible, la seguridad de empleo del personal de investigación y los docentes-investigadores/as.
Las resoluciones del 7o Congreso Mundial de la Internacional de la Educación (IE), celebrado en Ottawa en julio de 2015, y del 8o Congreso Mundial, celebrado en Bangkok en julio de 2019, respaldaron y reiteraron el compromiso de la IE con las cuestiones relacionadas con la enseñanza superior y la investigación, como el empleo permanente, condiciones de trabajo satisfactorias, la lucha contra la precariedad, una transición ecológica socialmente justa o el acceso libre a los conocimientos.
La Recomendación de la UNESCO de 2017 sobre Ciencia e Investigadores Científicos que proporciona una visión de la ciencia que va más allá del crecimiento y la productividad y pone el bienestar humano y la inclusión en el centro, y da la bienvenida al llamado a la acción de la UNESCO de 2024 sobre la Libertad y Seguridad de los Científicos.
Durante los últimos años, el discurso político sobre el apoyo a la investigación pública ha cambiado de dirección en numerosos países. Con el pretexto de la importancia de la investigación para hacer frente a los múltiples desafíos a los que se enfrentan nuestras sociedades, los políticos/as han decidido reorientar la financiación de la investigación a la innovación tecnológica, la cual constituiría la única solución que permite resolver las crisis socioeconómicas, ambientales o sanitarias mediante el desarrollo de las empresas y el consumo.
Frente a los numerosos problemas provocados por los cambios mundiales, entre ellos el cambio climático, se constatan el mismo discurso y la misma orientación en las ciencias del medio ambiente. De este modo, los programas de investigación suelen estar estandarizados e instrumentalizados, ya que se orientan cada vez más hacia un “solucionismo” que está lejos de ser emancipador.
Así, cuando se confunde la innovación con la investigación, el discurso político se olvida de que, aunque la innovación se fundamente en los resultados de la investigación, no es investigación, y de que la investigación no conduce siempre a la innovación (aunque es bien sabido que se han podido concebir aplicaciones de los descubrimientos después de que estos se hayan realizado, a menudo en otro contexto de investigación).
Esta exigencia de innovar en torno a la cual giran los discursos políticos conduce a una orientación que limita el lugar de la investigación básica, ya sea en las ciencias de la naturaleza, las ciencias formales o las ciencias humanas y sociales. El personal de investigación se encuentra atrapado en un sistema de gestión que lleva a la esterilización de su creatividad y al desarrollo de programas de investigación centrados en la innovación.
El modelo económico del neoliberalismo basado en el extractivismo no puede perdurar en un contexto de cambios mundiales: cambio climático, hundimiento de la biodiversidad, destrucción del conjunto de ecosistemas del planeta (por ejemplo, agua y suelo), diferentes fuentes de contaminación, aumento de la desigualdad.
La investigación no debe estar orientada hacia el único objetivo de satisfacer las necesidades creadas por un sistema económico basado en el extractivismo, el productivismo y el incremento del consumo. Es ilusorio pensar que se pueden desarrollar verdaderas innovaciones sin una inversión masiva en la investigación básica que tenga como objetivo principal aumentar los saberes en todos los dominios del conocimiento.
El 10o Congreso Mundial de la IE hace un llamado a la IE y a sus organizaciones miembros a abogar por la importancia de llevar a cabo investigación básica en un contexto de libertad académica y de no considerar la innovación, ya sea tecnológica, económica, social, ecológica o ambiental, como el motor de la investigación, sino su posible producto, el cual puede ofrecer las soluciones urgentes necesarias para la transición ecológica socialmente justa. Para ello, es necesario aumentar el potencial de la investigación pública, recordando que las empresas privadas deben también asumir su papel en la innovación y la investigación y el desarrollo.
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