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Mundos de la Educación

La libertad académica nórdica bajo amenaza

publicado 12 febrero 2025 actualizado 12 febrero 2025
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Todas las democracias sustentan sus decisiones sociales en los hechos y las evidencias científicas. La libertad académica o libertad de cátedra garantiza que el personal docente e investigador de las universidades puede aportar esos datos objetivos. Estas instituciones tienen la responsabilidad fundamental de ofrecer a la sociedad la investigación básica que necesita, estudios movidos por la curiosidad que impulsen una extensa preparación para el aprendizaje y sirvan como correctivo crítico. Las instituciones académicas deben promover la confianza en la ciencia, salvaguardar la verdad, ampliar nuestro conocimiento y dar cabida a debates basados en la evidencia, en argumentos, en la lógica y en ideas novedosas. Por lo tanto, las universidades han de gozar de autonomía y una adecuada protección, y garantizar la libertad académica al claustro y al estudiantado. La libertad para investigar, enseñar, aprender y divulgar el conocimiento es esencial, pero la libertad académica también implica la rendición de cuentas, la asunción de responsabilidades y el desarrollo independiente de la ciencia y del saber mediante la deliberación colegiada y el autogobierno.

Durante décadas, los países nórdicos han dado ejemplo al mundo de cómo proteger las instituciones académicas frente a las presiones políticas, comerciales e ideológicas. Nuestras universidades han progresado como espacios de pensamiento independiente en los que la investigación y la educación avanzan sin interferencias externas. La libertad académica ha contribuido a la extraordinaria resiliencia de la democracia en los países nórdicos, al éxito tecnológico y la innovación social y a la alta calidad de vida de la región. Sin embargo, este legado está ahora en riesgo, como demuestra un informe que acaban de publicar los sindicatos académicos nórdicos.

El informe aborda el contenido de la libertad de cátedra, su protección mediante instrumentos jurídicos internacionales no vinculantes y la reciente evolución de la situación en los países nórdicos. Aunque la libertad de investigación y educación sigue estando bien protegida en términos generales en la región, el estudio concluye que la presión a la que está sometida va en aumento. La creciente dependencia de la financiación externa está comprometiendo la independencia de los equipos académicos. Las injerencias políticas interfieren en las agendas de investigación, mientras que el alza de la temporalidad laboral deja a las y los investigadores en una posición de vulnerabilidad, disuadiéndoles de emprender proyectos ambiciosos de resultados inciertos o que puedan resultar polémicos. A todo ello hay que sumar el debilitamiento de la tradición democrática de tomar las decisiones en las universidades, con una gestión centralizada que toma el mando cada vez con más frecuencia. Quizás la cuestión más preocupante es la proliferación del acoso y la intimidación al personal académico, sobre todo a quienes trabajan en disciplinas sensibles o controvertidas. La represión de la libertad de expresión no afecta únicamente a personas concretas de la comunidad educativa, también menoscaba el tejido democrático de nuestras sociedades.

La libertad académica y la autonomía institucional constituyen una sólida defensa frente a las noticias falsas, el negacionismo y las teorías de la conspiración. Son más necesarias que nunca. El modelo nórdico, basado en un sector público relativamente extenso, en la cooperación tripartita y en el principio del Estado del bienestar, incluye universidades públicas que ofrecen educación gratuita a la ciudadanía y a las personas con residencia permanente. En general, se considera que asegurar una adecuada financiación pública y preservar la libertad y la autonomía académicas son formas de incentivar el bien común. La contrapartida es un cierto control político de las instituciones de educación superior financiadas con fondos públicos. El éxito futuro de este modelo depende de la capacidad de las sociedades nórdicas de seguir siendo democracias sólidas, con una clase política que comparta estos valores. Cuando la democracia se ve cuestionada, como sucede en otros lugares, la protección legal de la libertad académica adquiere todavía más importancia.

La amenaza a la libertad de cátedra en los países nórdicos no es un problema de carácter local, también tiene implicaciones a escala mundial. La erosión de la independencia académica en la región sentaría un preocupante precedente que podría provocar un efecto dominó más allá de sus fronteras. Por lo tanto, con este informe, los sindicatos académicos nórdicos instan a sus instituciones, gobiernos y parlamentos a proteger la libertad académica, en especial, mediante estas cinco estrategias:

1. Garantizar una financiación pública estable para las universidades

La financiación pública debe estar garantizada y ser suficiente para brindar al personal investigador la libertad de desarrollar estudios independientes sin tener que someterse constantemente a los dictados de organismos de financiación externos.

2. Reforzar la protección jurídica de la libertad académica

Se precisan salvaguardas jurídicas más firmes para garantizar que el personal académico y las universidades siguen siendo voces críticas e independientes en la sociedad, blindadas frente a agendas políticas y presiones externas.

3. Asegurar la seguridad laboral a largo plazo del personal académico

El creciente uso de los contratos temporales está socavando la libertad académica. Es esencial que la plantilla académica disponga de empleos seguros a largo plazo para poder asumir riesgos intelectuales y emprender investigaciones innovadoras sin temor a perder su trabajo.

4. Restaurar la gobernanza colegiada y democrática en las universidades

El giro hacia la gestión centralizada ha restringido la función del personal académico en la definición de las prioridades universitarias. Los sindicatos reclaman la vuelta a una gobernanza democrática y colegiada, en la que el personal académico tenga voz en las decisiones sobre docencia e investigación, "con el fin de reforzar la excelencia y la calidad académicas en beneficio de toda la sociedad", como se indica en el punto 32 de la Recomendación de la UNESCO relativa a la condición del personal docente de la enseñanza superior.

5. Proteger a la comunidad académica frente al acoso y la intimidación

El personal académico debe poder participar con libertad en el debate público y desarrollar sus investigaciones sin miedo al hostigamiento ni a las represalias. Las universidades necesitan sistemas de apoyo y protección más sólidos para defender la libertad de expresión de sus miembros.

Asegurar estos cinco aspectos reforzará la libertad académica y amparará las universidades nórdicas como refugios para la investigación y la educación libres, lo que redundará en beneficio de todas y todos.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.