Una visión de escuelas más ecológicas: los sindicatos lideran la lucha por la justicia climática en los Estados Unidos
Suscríbase
Subscríbase al boletín de Mundos de la Educación.
Suscríbase
Subscríbase al boletín de Mundos de la Educación.
Gracias por subscribirse
Algo salió mal
Aunque el cambio climático es una cuestión apremiante en todo el mundo, sigue siendo un desafío alcanzar un consenso internacional sobre las medidas aplicables. En los Estados Unidos, la política climática la suele dictar el partido político que ostenta el poder a nivel federal, lo que provoca una situación de avances incoherentes. Dado el panorama político actual, parece poco probable que se vayan a adoptar medidas transcendentales en materia de cambio climático en el ámbito federal.
Como consecuencia, se está tratando cada vez más de poner en marcha iniciativas significativas relativas al clima a niveles estatal y local, donde las políticas se pueden implementar con más eficacia. En particular, los sindicatos están emergiendo como agentes clave en la lucha por la justicia climática, al emplear su poder colectivo para defender un futuro más verde y resiliente.
Las escuelas públicas están notando las repercusiones del cambio climático fruto de la actividad humana, que propicia más fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor, las sequías, las inundaciones y los incendios forestales. Todd Vachon, experto en temas laborales y climáticos, director de la Red de Investigación en Acción sobre Educación Laboral y vicepresidente de educación superior de la Federación Estadounidense de Maestros de Nueva Jersey, señala que las escuelas públicas representan una oportunidad única para la acción climática. Las escuelas consumen enormes cantidades de energía, generan muchos residuos y operan grandes flotas de autobuses que funcionan principalmente con combustibles fósiles, contribuyendo a la producción de emisiones de carbono y a la contaminación atmosférica local. Sin embargo, también disponen de una inmensa cantidad de inmuebles y espacio en azoteas que podrían emplearse para generar energía procedente de fuentes renovables.
Entonces, ¿cómo se pueden convertir las escuelas en un punto focal para la acción climática? Una respuesta es mediante la negociación colectiva. Los sindicatos pueden utilizar su capacidad negociadora para promover políticas de distrito escolar que reduzcan las emisiones de carbono, inviertan en energías procedentes de fuentes renovables y pongan de relieve unas prácticas sostenibles en el ámbito escolar.
Tradicionalmente, los sindicatos han negociado temas de salarios, prestaciones sanitarias y horas de trabajo, cuestiones que los empleadores tienen la obligación de tratar por ley. No obstante, los sindicatos también pueden plantear otros temas que los empleadores no tienen por qué negociar a menos que ambas partes así lo decidan. La justicia climática entra en esta categoría.
Varias afiliadas de la AFT, entre ellas United Teachers Los Angeles, el Chicago Teachers Union y el Boston Teachers Union, están demostrando que la acción climática se puede incorporar a las negociaciones laborales, sentando así precedentes influyentes para otros sindicatos del país.
Los Ángeles: la lucha por unas escuelas públicas ecológicas y saludables
United Teachers Los Angeles ha estado al frente de la integración de la justicia climática en su estrategia de negociación. Julie Van Winkle, educadora y vicepresidenta de UTLA, afiliada de la AFT, afirma que el sindicato ha ido introduciendo gradualmente sus reivindicaciones climáticas desde mediados de la década de 2010 por medio de “negociaciones en aras del bien común”. Esta estrategia crea coaliciones entre la fuerza de trabajo, el alumnado, padres, madres y miembros de la comunidad con el fin de conseguir cambios sociales de mayor calado mediante la negociación colectiva.
En 2023, UTLA firmó un memorando de entendimiento con el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles sobre escuelas públicas ecológicas y saludables. Esta iniciativa incluye la creación, la ampliación y el mantenimiento de espacios educativos en exteriores, programas pedagógicos y zonas verdes; la instalación de estaciones de filtrado de agua y la eliminación de niveles detectables de plomo; el aumento del número de autobuses eléctricos en la flota de autobuses del distrito escolar; la instalación de paneles solares en los campus de las escuelas; y la creación de la figura de defensor o defensora del clima, esto es, docentes que reciben estipendios para incorporar la justicia ambiental en los planes de estudio escolares y programas de sostenibilidad.
Aunque se han conseguido progresos, aún quedan retos que sortear. Por ejemplo, el sindicato descubrió que se estaban empleando generadores de combustibles fósiles para cargar los autobuses eléctricos, una cuestión que UTLA está abordando activamente.
Con los miles de millones en nuevos fondos procedentes de las medidas locales, UTLA está dispuesta a expandir sus iniciativas en aras de la justicia climática en los próximos años.
Chicago: una victoria histórica para las escuelas ecológicas
En diciembre de 2024, el Chicago Teachers Union alcanzó un acuerdo provisional sobre escuelas ecológicas, una victoria histórica que, por primera vez, incorporará las reivindicaciones sobre justicia climática y ambiental al convenio colectivo entre el CTU y las escuelas públicas de Chicago. Este avance, conseguido pese a la paralización de unas negociaciones contractuales más amplias, proviene de una estrategia en desarrollo entre docentes y activistas ecologistas: exponer la urgencia de los problemas en las instalaciones que afrontan el alumnado y el profesorado, y relacionar esa causa con las luchas más generales por la justicia racial y climática.
El contenido del nuevo contrato del CTU creará itinerarios de aprendizaje que propicien empleos verdes para el alumnado de secundaria, aumentará los recursos para enseñar justicia climática y abrirá la puerta de las renovaciones de los edificios para hacerlos más ecológicos. En particular, en el texto también se establecerá un comité conjunto de preparación para el cambio climático y escuelas ecológicas compuesto por personal laboral y directivo que obliga al distrito a trabajar con el sindicato para conseguir financiación destinada específicamente a este tipo de iniciativas.
Boston: inculcar la justicia climática en la educación
El Boston Teachers Union también ha defendido la justicia climática a través de su Comité de Justicia Climática, dirigido por Betsy Drinan. Al contrario que en el caso de otros sindicatos que priorizan los cambios en la infraestructura, el BTU se ha centrado en incorporar la justicia climática en el plan de estudios.
El BTU ha firmado recientemente un acuerdo provisional relativo a una propuesta que se incluirá en el nuevo contrato por el que se crearía un equipo conjunto de personal laboral y directivo que trabajará para inculcar la justicia climática, los conocimientos sobre el clima y la climatología en el plan de estudios de la enseñanza primaria y secundaria en Boston.
Este avance representa un paso importante para que la educación sobre el clima se convierta en una parte fundamental de la experiencia de aprendizaje del alumnado en todas las disciplinas.

A nivel nacional
Los sindicatos no solo están luchando por la justicia climática a nivel local, sino que también están trabajando para influir en las políticas nacionales. En 2017, la AFT aprobó una resolución sobre una transición justa hacia una economía pacífica y sostenible. Por medio de la resolución, la AFT se compromete a estar al frente del movimiento a favor de la justicia climática apoyando las iniciativas comunitarias en aras de la justicia climática, incluidas las campañas educativas, la acción directa pacífica y la elección de funcionarios y funcionarias que prioricen la acción climática.
Para impulsar estos objetivos, el sindicato también ha creado el Equipo de Trabajo sobre Justicia Climática de la AFT con miras a promover y coordinar las iniciativas más generales en defensa de la justicia climática de la AFT y garantizar que los sindicatos de toda la nación siguen comprometidos con la labor a favor de la sostenibilidad.
Comités de acción climática: un punto de inflexión para los sindicatos
Una de las principales estrategias que se encuentran detrás de estos casos de éxito ha sido la creación de comités de acción climática en los propios sindicatos. Estos comités velan por que la justicia climática siga siendo una prioridad en las negociaciones, educan a las personas afiliadas a los sindicatos sobre temas ambientales y elaboran reivindicaciones específicas para las negociaciones que se ajustan a los objetivos laborales y climáticos.
Según Vachon, estos comités desempeñan una función crucial a la hora de superar las numerosas prioridades enfrentadas en los sindicatos. Al institucionalizar la justicia climática como parte de la actividad sindical, se ayuda a mantener un compromiso a largo plazo con la acción ambiental.
Las victorias logradas en Los Ángeles, Chicago y Boston muestran que los sindicatos pueden ser una fuerza formidable en la lucha por la justicia climática. Por medio de la negociación colectiva, los sindicatos no solo están consiguiendo mejores condiciones de trabajo, sino que también están transformando las escuelas en entornos más saludables y sostenibles para sus estudiantes y comunidades.
A medida que los sindicatos de todo el país vayan conociendo estos avances, el ímpetu de la negociación colectiva centrada en el clima solo puede ir a más. Con asociaciones fuertes, comunidades participativas y una promoción persistente, los sindicatos están demostrando que la justicia climática y los derechos laborales van de la mano.
Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.