Considerando la forma en que la pandemia de COVID-19 afectó a la profesión docente, la atención se centró en la protección del personal docente del mundo entero, la promoción del diálogo social y la forma de hacer frente a la pandemia. Al mismo tiempo, la educación de la primera infancia (EPI) fue el sector del sistema educativo que sufrió los más graves reveses en su desarrollo. Estos reveses han tenido una enorme influencia en las niñas y los niños más pequeños, en su sentimiento de seguridad, así como en la importancia del aprendizaje fundacional, tal y como se estipula en la Declaración de Tashkent de 2022. Como consecuencia, no ha retomado a la enseñanza preescolar el mismo número de niños y niñas que existía antes de la pandemia. Por lo tanto, se requiere una reafirmación de la Resolución sobre la EPI de 2019 aprobada en el Congreso Mundial de la IE en Bangkok para garantizar que la Internacional de la Educación (IE) se comprometa y se implique plenamente en la promoción de la formación y el desarrollo profesional del personal docente de la EPI. Además, la IE se compromete a fortalecer la profesión de la EPI y a mejorar la disponibilidad, accesibilidad, adaptabilidad, aceptabilidad y calidad de este sector educativo.
El 10º Congreso Mundial de la IE, reunido en Buenos Aires, Argentina, del 29 de julio al 2 de agosto de 2024:
reafirmando las Resoluciones sobre la EPI del Congreso Mundial de la IE de 2015 en Ottawa y de 2019 en Bangkok;
reconociendo que el órgano consultivo de la EPI de la IE ha dado un paso importante hacia la promoción de la educación y las condiciones de trabajo del personal docente y del personal de la EPI en todo el mundo;
observando que los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2015, especialmente su meta 4.2 relativa a la EPI, proporcionan una plataforma sólida para el desarrollo y la mejora de la educación de calidad y el aprendizaje permanente para todos los niños y las niñas, en particular los que crecen en circunstancias precarias, a partir de la EPI en adelante;
recordando que la privatización y la comercialización de los servicios de la EPI son una tendencia en rápido aumento en todo el mundo, incluso en países en los que la EPI del sector público ha sido la norma y la tradición;
considerando que solo existe una escasa documentación sobre los efectos de la privatización en la calidad de la EPI y en relación con los niños y niñas más vulnerables y desfavorecidos (Consejo Nórdico de Ministros, Seminario de Expertos sobre la Importancia Económica de la Calidad de la EPI, 2023);
convencido de que la EPI es un medio de protección importante contra la proliferación del trabajo infantil en varios países y regiones del mundo;
señalando que existen varios países donde la EPI todavía no se considera un derecho universal;
señalando que las investigaciones del Premio Nobel James Heckman demuestran que una EPI de calidad influye en gran medida en la salud y en los resultados económicos y sociales de las personas y de la sociedad en general;
reconociendo que la EPI es parte intrínseca del sistema educativo y que el juego desempeña un papel central en la vida de los niños y las niñas. Según el artículo 31 de la Convención sobre los Derechos del Niño, los niños y las niñas tienen derecho a las actividades recreativas, por lo que el juego debe figurar en el programa de la EPI;
teniendo en cuenta que las Directrices de política de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2013 sobre la promoción del trabajo decente para el personal del sector de la EPI aún no son muy conocidas ni aplicadas por todos los actores clave implicados en la EPI en todo el mundo;
reconociendo la definición de la UNESCO de la EPI como un conjunto organizado y determinado de actividades de aprendizaje en un entorno seguro y saludable. Por lo tanto, garantizar que los planes de estudio y la pedagogía en materia de EPI se basen en los conocimientos locales para elaborar enfoques de aprendizaje centrados en el niño, basados en el juego, plenamente inclusivos y que respondan a las cuestiones de medio ambiente y de género para apoyar el aprendizaje, el bienestar, el desarrollo de habilidades socioemocionales, la participación activa en la escuela y la conciencia de los valores democráticos de los niños y las niñas, de conformidad con la Declaración de Tashkent de 2022 (Referencia: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000384045_spa (unesco.org));
recordando que, en determinadas circunstancias, las tecnologías digitales pueden ser herramientas de apoyo para el personal docente de la EPI y para los niños y niñas en los procesos de aprendizaje, respetando al mismo tiempo la autonomía profesional y la libertad académica de los profesionales de la enseñanza, así como salvaguardando la privacidad de los niños y las niñas, y de los y las profesionales de la educación;
haciendo hincapié en la necesidad de invertir en edificios escolares sostenibles y en infraestructuras digitales seguras y de calidad. Destacando que las infraestructuras digitales y la igualdad de acceso a las tecnologías digitales para todo el personal docente y los niños y niñas son de vital importancia, con especial atención a los grupos más desfavorecidos y a la brecha socioeconómica en detrimento de las zonas rurales y de las regiones más pobres;
teniendo en cuenta que datos recientes de la IE revelan que la EPI es el sector más afectado por la escasez mundial de docentes, lo que conlleva una mayor deterioración de las condiciones de trabajo. Esta situación está relacionada con la escasa atracción y retención de docentes y personal de la EPI, la diversidad del empleo y las dificultades para organizar sindicalmente a la fuerza de trabajo del sector de la EPI, así como las implicaciones de la profesión en la que prevalecen las mujeres;
reconociendo las recomendaciones de 2024 del Grupo de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Profesión Docente para transformar la educación mediante el uso del diálogo social y de política, incluida la negociación colectiva como principal mecanismo para determinar salarios profesionales y justos, buenas condiciones de trabajo y políticas educativas para limitar la extraordinaria escasez mundial de docentes y mejorar la situación de la profesión.
El 10º Congreso Mundial:
insta a la IE a aprovechar las oportunidades que ofrece la meta 4.2 del ODS 4 y las declaraciones internacionales, que establecen que el derecho al aprendizaje comienza al nacer. Por lo tanto, el progreso futuro de la EPI requiere el apoyo y nuevas iniciativas organizativas por parte de la IE;
hace un llamamiento a favor de un enfoque organizado teniendo en cuenta las Directrices de política de la OIT sobre la promoción del trabajo decente para el personal de la EPI. La IE, las regiones de la IE y las organizaciones miembros deben gestionar el trabajo de seguimiento necesario para garantizar la aplicación de las Directrices. Además, reconoce el programa de acción de la UNESCO sobre el fortalecimiento de la aplicación eficaz de los programas de EPI, tal como se indica en la Declaración de Tashkent de 2022;
recuerda que en algunos países el sector de la EPI es un campo de batalla para la privatización y la comercialización. Los fondos de capital reconocen la EPI como objeto de inversiones con grandes beneficios. La mercantilización de la EPI como mercancía impide la igualdad, la equidad y la justicia social y corre el riesgo de invadir otros sectores de la educación pública. Por lo tanto, la valorización de los Compromisos de la Declaración de París y la campaña mundial de la IE ¡Por la pública! Creamos escuela son de vital importancia para el sector de la EPI.
El 10º Congreso Mundial encomienda al Consejo Ejecutivo que
Prepare un plan de acción para la EPI que aborde y recomiende las políticas y actividades que la IE deberá emprender en el siguiente periodo congresual con el fin de promover la EPI en la sociedad, en la educación y en el movimiento sindical, incluyendo las siguientes medidas:
coordinar y organizar actividades, compartir conocimientos y experiencias, y crear sinergias;
promover la investigación sobre la EPI y, en particular, en relación con la asistencia y la participación de las niñas, el trabajo infantil, así como sobre un marco holístico de la EPI de alta calidad;
continuar la investigación sobre las causas y consecuencias de la privatización de la educación del sector de la primera infancia en todo el mundo;
promover las Directrices de política de la OIT sobre la promoción del trabajo decente para el personal de la EPI;
promover la mejora de la formación inicial, el desarrollo profesional continuo y las condiciones de trabajo decentes para el personal docente de la EPI, especialmente debido a los duros reveses sufridos durante la pandemia de COVID-19;
seguir apoyando a los sindicatos miembros de la IE para sindicalizar al personal docente y al personal educativo de la EPI;
garantizar la plena priorización e integración de la EPI en las políticas, programas, actividades y campañas de la IE;
nombrar un nuevo órgano consultivo sobre la EPI a fin de asesorar a la IE y al Consejo Ejecutivo sobre cuestiones relativas a este sector, así como para apoyar las actividades de promoción ante las Naciones Unidas, sus organismos (UNESCO, OIT, UNICEF, PNUD, Banco Mundial, etc.), los organismos regionales y los Gobiernos. Este órgano, constituido de forma transparente y democrática, deberá ser inclusivo, asegurando la representatividad de las diferentes regiones de la IE.
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