El 10º Congreso Mundial de la Internacional de la Educación (IE), reunido en Buenos Aires (Argentina) del 29 de julio al 2 de agosto, observa que:
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS4) compromete a garantizar que, para 2030, todas las niñas y todos los niños finalicen la enseñanza primaria y secundaria, la cual debe ser gratuita, equitativa y de calidad. Además, se propone eliminar las disparidades de ingresos y género en la educación y asegurar el acceso igualitario a todos los niveles de enseñanza y a la formación profesional.1
Pese a estos compromisos, el mundo se encuentra muy lejos de conseguir el ODS 4. Esta situación, ya alarmante de por sí, se ha visto agravada por la pandemia de COVID-19.
Para alcanzar el ODS 4, según la UNESCO, es necesario reclutar aproximadamente 44 millones de docentes cualificados antes de 2030. Asimismo, el actual personal educativo requiere mejores recursos, formación, desarrollo profesional continuo, remuneración y condiciones laborales para poder ofrecer una educación de calidad e inclusiva.2
La brecha de financiación anual de 148 mil millones de dólares en los países de ingreso bajo y medio bajo para alcanzar el ODS 4 de aquí a 2030 ha aumentado hasta en un tercio.3
El Congreso observa, además, que:
En todo el mundo, la población infantil y, en particular, las niñas, está siendo privadas de su derecho fundamental a la educación. Esto se ve con mayor claridad en Afganistán, el único país que ha suspendido el acceso a la educación secundaria y superior a niñas y mujeres, dejando a 1,1 millones de ellas sin acceso a educación formal.4
Las niñas están siendo excluidas de la educación de manera desproporcionada: en todo el mundo, 129 millones de niñas están fuera del sistema educativo y, según Unicef 5, la mayoría de ellas reside en países afectados por crisis.6 Las niñas que no están en el sistema educativo enfrentan un mayor riesgo de matrimonios tempranos o forzados, así como de embarazo precoz.
Menos de la mitad de los países (49%) han alcanzado la paridad de género en la educación primaria, y la brecha de género se ensancha en los niveles superiores del sistema educativo: solo el 42% la ha logrado en la educación secundaria y apenas el 24% en la educación secundaria superior.7
El Congreso considera que:
Invertir en la educación de las niñas no solo transforma las oportunidades de vida de esas niñas y sus familias, sino también de sus comunidades y de la sociedad en general.
Las niñas que reciben educación tienen menos probabilidades de casarse a una edad temprana, de ser víctimas de violencia en el hogar o de ser sometidas a mutilación genital, y tienen más probabilidades de llevar una vida saludable en la que pueden decidir sobre su propio futuro.
La educación de las niñas ayuda a sacar de la pobreza a sus familias y comunidades, puesto que las jóvenes con estudios ganan mejores salarios. Además, las niñas que reciben educación se convierten en modelos a seguir para sus pares, hermanos y hermanas, y para sus propios hijos e hijas, contribuyendo así a combatir la discriminación y la desigualdad de género en las generaciones presentes y futuras.
Lograr una educación plena para las niñas requiere voluntad política e inversión en educación pública de alta calidad, para garantizar el acceso universal. Es esencial que las niñas puedan desplazarse a la escuela de manera segura y que se sientan seguras una vez allí; que las escuelas cuenten con servicios sanitarios funcionales, incluidos los destinados a la higiene menstrual; que las niñas tengan acceso a mujeres docentes que puedan actuar como modelos a seguir en el ámbito profesional; y que puedan acceder a un plan de estudios amplio y equilibrado, que incluya asignaturas de Ciencias-Tecnología-Ingeniería-Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) y habilidades digitales.
La consecución del ODS 4 requiere dar prioridad y apoyo al personal docente de todo el mundo, reconociendo que invertir en docentes cualificados y bien formados es una de las mayores inversiones que podemos realizar en nuestro futuro.
El Congreso decide:
Reorientar los esfuerzos para la consecución de todos los elementos del ODS 4, con un énfasis particular en la equidad de género en la educación.
Ejercer presión sobre los Gobiernos para que aumenten sus inversiones nacionales en educación pública, con el fin de cumplir los objetivos de referencia internacionales de asignar a la educación al menos entre un 4% y un 6% del producto interno bruto o al menos entre un 15% y un 20% del total del gasto público, según lo dispuesto en la Declaración de Incheon para la Educación 2030.8
Promover que los Gobiernos donantes destinen al menos el 0,7% de su Renta Nacional Bruta (RNB) a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y asignen al menos el 15% de dicha AOD a la educación global, conforme a lo recomendado en el informe final de la Cumbre sobre la Transformación de la Educación, del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).9
Defender la necesidad de que los Gobiernos redoblen sus esfuerzos para abordar la escasez mundial de docentes, poniendo especial atención en la contratación y retención de mujeres docentes mediante medidas que atiendan sus necesidades y circunstancias específicas, y reconociendo que la falta de mujeres docentes constituye una barrera para la educación de las niñas.
Garantizar la paridad de género para las docentes en términos de salario, condiciones, formación, desarrollo profesional y estatus, además de abordar sus necesidades específicas como la baja por maternidad remunerada, el trabajo flexible y el apoyo con el cuidado infantil.
Apoyar a los sindicatos afiliados a la IE para que elaboren políticas que no solo eleven el estatus de las mujeres en la profesión y dentro de los propios sindicatos, sino que también garanticen que las mujeres ocupen un número de cargos de liderazgo que refleje, como mínimo, la proporción de mujeres en la membresía total del sindicato.
Instar a la comunidad internacional a intensificar sus llamados a los talibanes para que reabran todas las escuelas y centros de educación superior a las niñas y mujeres jóvenes, y financien una educación equitativa y de calidad para niñas y niños en Afganistán.
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