La Internacional de la Educación pide el restablecimiento de la democracia en Myanmar
Cuatro años después del golpe de Estado en Myanmar, quienes defienden la democracia siguen enfrentándose con determinación a la junta militar. Las comunidades educativas de todo el mundo apoyamos sin reservas a nuestros compañeros y compañeras y al pueblo de Myanmar en su lucha por la libertad.
"Myanmar pertenece a su pueblo, no a la junta militar. La Internacional de la Educación reafirma su solidaridad con el pueblo de Myanmar, que sigue alzando su voz contra la opresión. Seguimos apoyando firmemente a la Myanmar Federation of Teachers y al Gobierno de Unidad Nacional en sus esfuerzos por poner fin a la dictadura y restablecer la democracia", declaró Mugwena Maluleke, presidente de la Internacional de la Educación.
Crisis de derechos humanos
El 1 de febrero de 2025 se cumplen cuatro años desde que la junta militar derrocara al gobierno de Myanmar elegido democráticamente e iniciara un régimen marcado por la violencia y el terror. La población de Myanmar sigue siendo víctima de terribles violaciones de los derechos humanos.
Desde 2021, al menos 6 000 civiles han sido asesinados. Decenas de miles de personas han sido detenidas y más de 2 000 han muerto bajo la custodia de la junta, entre ellas mujeres y niños. Los abusos y la tortura son prácticas generalizadas. Se ha perseguido a dirigentes sindicales y muchos se han visto obligados a ocultarse.
Se han quemado más de 100 000 viviendas y se han registrado 154 ataques a escuelas y hospitales.
Actualmente, 42 de los 53 millones de habitantes de Myanmar viven en situación de pobreza. Más de 1,8 millones han tenido que huir del país y más de 3 millones han sufrido desplazamientos dentro del territorio.
Organización y resistencia a la dictadura
El pueblo de Myanmar sigue enfrentándose a sus opresores. Muchas personas, entre ellas docentes y sindicalistas, se han unido al movimiento de desobediencia civil y han organizado huelgas y protestas que han provocado importantes trastornos al régimen.
En respuesta a la represión del gobierno militar contra las protestas antigolpistas, la Fuerza de Defensa del Pueblo, brazo armado del Gobierno de Unidad Nacional, ha iniciado insurgencias armadas en varias regiones de Myanmar. La junta está perdiendo terreno.
Solidaridad internacional
La Internacional de la Educación y el movimiento sindical mundial han condenado enérgicamente a la junta militar y sus abusos contra los derechos humanos. La Agrupación Global Unions también ha exigido el reconocimiento del Gobierno de Unidad Nacional como líder legítimo de Myanmar en los foros internacionales con el fin de limitar el poder de la junta y poner de relieve su falta de legitimidad.
"Nuestros compañeros y compañeras de Myanmar están arriesgando sus vidas y su libertad para oponerse a una dictadura violenta y defender los valores que compartimos en todo el movimiento sindical mundial. Necesitan y merecen toda nuestra solidaridad y apoyo. Pedimos a la comunidad internacional que haga todo lo que esté en su mano para garantizar el restablecimiento de la democracia y la paz en Myanmar. Estaremos junto a quienes luchan por la justicia y la libertad durante el tiempo que sea necesario", subrayó Anand Singh, director de la Internacional de la Educación en la región Asia-Pacífico.
Sindicatos de la educación de todo el mundo han contribuido al Fondo de Solidaridad creado por la Internacional de la Educación poco después del golpe para apoyar al personal docente de Myanmar y a su organización miembro, la Myanmar Teachers Federation (MTF). Gracias a la solidaridad internacional, la Internacional de la Educación ya ha proporcionado apoyo directo a los miembros de la MTF y ha ayudado al sindicato en sus actividades.
Asimismo, se han organizado varias actividades en línea orientadas al refuerzo de capacidades junto con algunos miembros del consejo de la MTF y miembros de base para fomentar el debate sobre la promoción de la democracia en y a través de la educación. Las sesiones se han centrado en empoderar a los y las activistas de la educación dotándoles de los conocimientos y estrategias necesarios para abogar por prácticas democráticas e inclusivas en sus comunidades y sindicatos.
Además de debatir los principios democráticos, los y las participantes analizaron cómo reforzar su voz colectiva, movilizar apoyos en sus comunidades e influir en las políticas a escala local y nacional. Los esfuerzos conjuntos de solidaridad sindical seguirán ampliando estas iniciativas y garantizarán que más partes interesadas en la educación se sumen a la lucha por la equidad, la inclusión, la justicia social y la democracia.