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Consejo de Global Unions: La ayuda humanitaria debe llegar al pueblo de Myanmar, no a la junta militar

¡Basta ya de ataques militares y de la utilización de armas en las operaciones de socorro a las víctimas del terremoto!

publicado 7 abril 2025 actualizado 7 abril 2025

Como miembros del Consejo de Global Unions (CGU, que reúne a las federaciones sindicales internacionales), nos solidarizamos con el pueblo de Myanmar tras el terremoto devastador que ha asolado recientemente el país. Estamos indignados por los continuos ataques por parte de la junta militar, su explotación de una crisis humanitaria y la obstrucción deliberada de la asistencia vital a través de bombardeos aéreos indiscriminados y violaciones sistemáticas de los derechos humanos, que continuaron en las zonas más afectadas inmediatamente después del desastre. Si bien reconocemos el reciente anuncio del Gobierno militar de un alto el fuego temporal en las hostilidades contra los grupos armados de la oposición, pero esto no es suficiente.

Después del reciente terremoto de escala 7,7, en lugar de dar prioridad a los rescates y la ayuda humanitaria, el ejército intensificó los bombardeos aéreos sobre comunidades civiles, como en Chaung U (Sagaing), Phyu (Bago) y Naung Cho (Shan). Estos actos atroces, disfrazados de gestión de desastres, demuestran un flagrante desprecio por la vida y la dignidad humanas.

La historia de Myanmar nos recuerda dolorosamente cómo el régimen militar explota estos desastres y utiliza la ayuda humanitaria como arma política y militar, como sucedió con el ciclón Nargis (2008), el ciclón Mocha (2023) y el tifón Yagi (2024). Los recursos destinados a los supervivientes han sido desviados, restringidos o manipulados repetidamente en beneficio del régimen, lo que ha provocado un sufrimiento prolongado y un aumento del número de víctimas mortales.

El continuo desacato al derecho internacional y el total desprecio de las obligaciones internacionales por parte de los militares deberían alertar a la comunidad internacional, incluidas las agencias de la ONU, para que no sean utilizadas como instrumento para que las fuerzas armadas sigan imponiendo su voluntad al pueblo de Myanmar. El ejército debe hacerse a un lado para que la ayuda y la intervención humanitaria lleguen a toda la población, para que el pueblo pueda reconstruir su vida y sus medios de subsistencia en paz y democracia.

Por lo tanto, urgentemente:

    • Exigimos que toda la ayuda humanitaria se canalice exclusivamente a través del Gobierno de Unidad Nacional (GUN), las organizaciones étnicas, la Confederación de Sindicatos de Myanmar (CTUM), la sociedad civil y los grupos comunitarios locales de confianza; entidades que han demostrado claramente su compromiso y capacidad para prestar una ayuda imparcial y salvar vidas.
    • Condenamos los bombardeos aéreos indiscriminados y los ataques de la junta militar contra la población y las infraestructuras civiles, y pedimos un alto el fuego sostenible y duradero que vaya más allá de la tregua a corto plazo anunciada por la junta.
    • Hacemos un llamado a la comunidad internacional, incluidas las Naciones Unidas, la ASEAN y los organismos humanitarios, para que garanticen que la ayuda llegue a las comunidades afectadas con rapidez y sin interferencias ni obstrucciones de la junta, empleando mecanismos transfronterizos y locales.
    • Instamos a Rusia, China y la India a que cesen inmediatamente el suministro de armas, equipos y recursos militares a la junta, ya que estos se están utilizando para llevar a cabo ataques aéreos contra civiles, lo que podría constituir crímenes de guerra según el derecho internacional. La junta militar de Myanmar no debe aprovechar la ayuda humanitaria proporcionada por estos países para atacar a disidentes, fuerzas de resistencia o comunidades étnicas.
    • Instamos a las corporaciones multinacionales que se benefician directa o indirectamente de las relaciones comerciales con la junta a que cesen inmediatamente todas las operaciones vinculadas al ejército de Myanmar.

Los trabajadores, las comunidades y los pueblos étnicos de Myanmar necesitan urgentemente ayuda y protección, no bombardeos y obstrucciones. La extraordinaria resistencia del pueblo, los grupos étnicos y la sociedad civil del país ante la adversidad demuestra su liderazgo en la prestación de ayuda humanitaria esencial. La declaración inmediata del GUN de un alto el fuego unilateral para facilitar la ayuda tras el terremoto contrasta fuertemente con la violencia continuada de la junta y su tardanza para suspender las operaciones militares.

La legitimidad y credibilidad de la acción humanitaria internacional dependen de que la ayuda se preste de manera responsable, decisiva y basada en principios. La comunidad internacional no debe repetir los errores del pasado que permitieron que la ayuda humanitaria empoderara a los opresores militares de Myanmar.

Como organizaciones sindicales que representan a los trabajadores de todo el mundo, reafirmamos nuestra inquebrantable solidaridad con el pueblo de Myanmar y pedimos una presión internacional inmediata y sostenida para poner fin a esta crisis humanitaria.

El terremoto ha golpeado a comunidades que ya soportaban la brutal represión de la junta militar, que incluye asesinatos, trabajos forzados y desplazamientos. Sin embargo, frente a la devastación, el pueblo de Myanmar sigue mostrando una moral, una determinación y una unidad inquebrantables. Su determinación es una poderosa inspiración para el movimiento sindical mundial. La comunidad internacional debe apoyarlos, de manera clara, decisiva y sin demora, del lado de la justicia y la dignidad humana.

Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera

Confederación Sindical Internacional

Internacional de la Educación

UITA

Federación Internacional de Trabajadoras Domésticas

Internacional de Servicios Públicos

IndustriALL Global Union

Comisión Sindical Consultiva ante la OCDE

Federación Internacional de Periodistas

UNI Global Union

Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte